El 8 de agosto los salesianos de Don Bosco de México-México (MEM), celebraron la Fiesta de la Gratitud o la Fiesta de Comunidad Inpectorial, en torno a la persona del padre Inspector, Ignacio Ocampo Uribe, sin embargo él mismo aclaró en su homilía durante la santa Misa, que las Constituciones Salesianas señalan que esta ocasión debe centrarse más bien en la fraternidad, la gratitud a Dios y a los hermanos, sobre todo dando gracias a Jesús por la fidelidad en la misión en el servicio a los jóvenes, exhortando a sus hermanos de Congregación a atenderles con compasión y caridad como el Señor lo haría.
En padre Ocampo presidió la santa Misa de acción de gracias, que no fue celebrada el día de su cumpleaños -6 de agosto- pues se determinó realizarla ese día 8 - esto fue definido en la última reunión de directores realizada días atrás, en la Casa del Hombre nuevo en Tlazala de Fabela-.
Contó con la participación de muchos hermanos de las diversas presencias y obras de la Inspectoría; también participaron del padre Maestro Javier Rivas SDB, y los novicios de las diversas inspectorías hermanas (CAM, MEG y HAI) de la comunidad del Sagrado Corazón de
Coacalco, así como miembros de esta comunidad formadora. También asistieron algunos miembros de la Familia Salesiana. A todos ellos el Padre Ocampo les agradeció su presencia.
Durante la homilía el padre Inspector comentó:
“Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca, y se dirigieran a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. La Barca iba ya muy lejos de la costa y las olas las consumían porque el viento era contrario.
También a nosotros, hermanos y hermanas, yo creo que el Señor nos ha instado a subir y navegar en esta barca de nuestra vida, de la Familia de la Comunidad Salesiana, de la Iglesia, de la Congregación, y pienso que no está fuera de sus planes, de sus designios, que nuestra barca sea también envestida por las olas, ni que el viento nos sea tan contrario está fuera de sus planes.
Dios sabe que nos hace bien a esta generación ser combatida, siento que nos envuelve el misterio de una razón muy providencial y amorosa detrás de todo esto.Ttal vez nuestra generación no sería mejor acomodada, tal vez se pedería.
Nos haría mucho daño un mar terso, calmado y tal vez a nuestra generación… si, si le es necesario luchar, para que salga lo mejor de nosotros, para 'fortalecer nuestro temple', como dice algún comentarista de este pasaje del santo Evangelio.
Para nosotros estar cómodos sería nuestra ruina espiritual y yo diría ¡Mucha atención!: ' Pedro bajo de la barca y comenzó a caminar sobre el agua sobre Jesús, pero al sentir la fuerza del viento -dice el santo Evangelio- le entró miedo, comenzó a hundirse y grito 'sálvame Señor' ' el apóstol dejo de poner su mirada y su intención en ir hacia el Señor Jesús, se distrajo sintiendo la fuerza del viento, se intimido y comenzó a hundirse.
En el piso más inestable... que piso más inestable que aguas profundas batidas por el viento, es posible andar, es posible caminar si la mirada y la intensión están puestas en ir hacia el Señor Jesús.
Pero si fijamos la mirada en la resistencia que enfrentamos, en los problemas, en las carencias, si nos distraemos del Señor, no podremos andar.
¿Dónde tenemos ahora puesta nuestra vista y nuestra intensión queridos hermanos y hermanas? ¿Seguimos la voz de Jesús que nos dice ven, en el momento de mayor inestabilidad, o hemos cambiado nuestro centro de atención a la adversidad a los vientos contrarios? ¿Nos hemos quedando dándoles vueltas, manoseando la situación prejuzgando con nuestros temores? ¿Ttal vez hasta dando voces de alarma y terror, como los discípulos en la barca, que creían que Jesús era un fantasma? ¿O tenemos fija nuestra atención en el Señor?
Distraídos del Señor ¿Por qué nos extraña hundirnos? Si hasta un piso firme no nos sostendría sin tener la mirada en Jesús.
Inmediatamente Jesús le tendió la mano a Pedro, lo sostuvo y le dijo, ‘hombre de poca fe ¿Por qué dudaste?’
Bueno, hemos sido convocados este día a celebrar este día de la gratitud, de la Comunidad Inspectorial, y les agradezco a todos sinceramente su presencia, me da mucho gusto que estén aquí.
Creo que haremos bien, queridos hermanos y hermanas, en agradecer sinceramente, a nuestro Dios, que en su Hijo Jesús tenemos tendido un brazo fuerte, totalmente diligente para sostenernos inmediatamente.
Yo de varios de ustedes he escuchado en conversación personal ... que aquello que oímos en buenas noches, de nuestros hermanos beneméritos, cuando estábamos en las primeras casas de formación, quienes nos contaban milagros puntuales de la Providencia en penuria económica.. Hoy los estamos viviendo en primera persona en el día al día.
Los hermanos mayores nos contaban: 'teníamos una necesidad... no teníamos ni para pagarle a nuestra gente, a nuestro personal, y así angustiado, ‘Don Bosco, María Auxiliadora, échennos la mano’ ’. Y de pronto 'padre una persona se quiere confesar, y cayendo los pecados, padre caían también los centavos y justo lo que se necesitaba'.
Hoy algunos de ustedes me han comentado 'padre lo estamos viviendo en el día a día'…
Cuantos otros más, en el hundimiento anímico hemos encontrado en la palabra del Señor, en el santo Evangelio, ese brazo robusto de nuestro Dios que nos ha rescatado del hundimiento, sin ahorrarse la amonestación oportuna por nuestra propia fe -Hombre de poca fe ¿por qué dudaste? Aquí estoy Yo contigo-
Nos hará bien -por último- evidenciar donde tiene puesta la intención y la mirada nuestro Señor, ya vimos que Pedro nos enseña a tener la mirada puesta en Jesús, nos enseña también, con el ejemplo contrario, que si nos distraemos de mirar a Jesús, nos hundimos.
¿Pero dónde tiene puesta la mirada Jesús? fíjense que la página del santo Evangelio del día de ayer, nos reportaba que enterándose del asesinato de Juan el Bautista, su primo y precursor, Jesús se marchó de donde estaba, igualmente en barca, el sólo, buscando un paraje despoblado, para rehacerse en la intimidad con el Padre.
Buscaba un momento de recogimiento, sin duda de oración, pero la multitud se enteró, le siguió de pie desde los poblados y llegando, desembarcando, viendo a la gente, sintió grande compasión, curó a los enfermos y después les dio de comer, con los suyos de manera milagrosa y sobrada.
El Señor llevaba fija la atención y la mirada fija en su Padre Dios, y Éste le puso enfrente las multitudes habidas como ovejas sin Pastor.
Y así alternará la vida terrena de Jesús, eso encontramos en el Evangelio, entre la mirada puesta al Padre y la mirada a sus hermanos... recogimiento y caridad.
Al fijar nuestra mirada en el Señor, también reconozcamos las personas que Él mismo nos acerca y nos pide mirar especialmente -diría yo- nuestros muchachos, con su tremenda avidez de Dios, tremenda avidez de su Amor, con su desconcierto también, con su confusión en temas tan sensibles para la vida, y como Jesús dispensémosles también a ellos compasión, caridad. En el cansancio y ante el temor aferremos el brazo firme del Salvador que se apresta a inmediatamente a sostenernos.
No busquemos otros asideros, por mucho que nos hayan servido antes, para otros intereses, no nos sirven más, eso sólo nos traería hundimiento y perdición.
Bueno... yo los invitaría a que esta celebración de la gratitud, no se centré en la persona de su servidor -verdad- de hecho no es lo que piden las Constituciones-, nos piden que nos centremos en la fraternidad, expresemos el sentimiento de gratitud también a Dios y a los hermanos.
Expresemos la gratitud por el servicio, la fiesta de la Comunidad Inspectorial no sería para tener miramientos solamente al inspector en turno. Yo diría que eso sería sólo como una distracción inoportuna.
Yo creo que es una bonita oportunidad para mirar fijamente al Señor, para mirar fijamente a nuestros hermanos de la comunidad; para mirar fijamente a los jóvenes y a sus familia, a quienes nos acerca cotidianamente, y para aferrar agradecidos su brazo firme, que nos sostiene y nos rescata.
Y yo pienso que pasará lo mismo que en esa barca de los apóstoles, subiendo Él a nuestra barca se recuperará completamente la paz.
Tengamos pues el acierto de mirarle, de acogerle, de reconocerle, adorarle y agradecerle primero y sólo a Él.”
La convivencia fraterna tuvo lugar en Casa Inspectorial, donde el padre Ignacio fue acompañado por su mamá la Sra. Uribe viuda de Ocampo y su hermana la Maestra Ana María Ocampo U.
Datos del Padre Ignacio:
En diciembre de 2018 en el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, con el consentimiento del Consejo General, nombró al P. Ignacio Ocampo Uribe, Superior de la Inspectoría “Nuestra Señora de Guadalupe” de México-México (MEM), para el sexenio 2019 -2025.
El P. Ignacio Ocampo Uribe nació el 6 de agosto de 1966, en la Ciudad de México. Realizó el noviciado salesiano en Coacalco en 1985-1986 e hizo su Profesión Religiosa Perpetua el 27 de junio de 1992.
El 3 de febrero de 1996 fue ordenado sacerdote en la Ciudad de México. En su vida salesiana, trabajó como formador, profesor universitario, Director del Instituto Salesiano de Estudios Superiores (ISES), Maestro de Novicios y Párroco de la parroquia “María Auxiliadora” de la Ciudad de México.
Fue Vicario Inspectorial, y asumió otras responsabilidades al mismo tiempo, como Delegado para la Comunicación Social y Delegado para la Formación, sucedió como Inspector al P. Gabino Gabriel Hernández Paleta.
El 20 de enero de 2019, en el misma Parroquia -Santuario Nacional de María Auxiliadora, a 13 hrs. el P. Ignacio Ocampo Uribe tomó posesión del cargo de Inspector de MEM, ante el Rev. p. Timothy Ploch, entonces Consejero Regional para Interamérica, fue testigo Hugo Orozco Sánchez, entonces padre inspector de México Guadalajara (MEG), ahora Regional de Interamérica.
El padre Ignacio guió con gran madurez a la Inspectoría durante el periodo de la Pandemia, tras volver de su participación del CG28 y continúa con gran fidelidad atento a las necesidades y retos que vive MEM.
(Fuente: SalesianosMEM)