Durante el viaje apostólico de tres días, del Papa Francisco a la República de Kazajstán -13, 14 y 15 de septiembre-, el sucesor de San Pedro sostuvo, en su primera jornada, un encuentro oficial como líder del Vaticano, en la sala de Conciertos de Qazaq’ (Nur-Sultan), reuniéndose con las autoridades gubernamentales, representantes civiles y diplomáticos, entre ellas el gobernante de aquella nación el Sr. Presidente Kasim-Yomart Tokaev, quien le brindó una cordial bienvenida y le acompañó durante el discurso que pronunció con motivo de su visita pastoral, en el cual hizo hincapié en la necesidad de armonía que requiere el mundo en la actualidad (Fuentes: Vaticano, SPSS, Dicasterio para la Comunicación y Vatican Media).
Para explicar el motivo de su visita, el santo padre empleó una analogía con la dombra, un instrumento semejante al laúd, que es considerado desde 2014 como patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. El Pontífice destacó que aquella era una tierra de mártires, creyentes y pensadores.
Referente su comparación entre la dombra y Kazajstán, destacó que dicho país era capaz de compaginar y armonizar tradición y progreso, culturas tanto asiática como europea, y por tanto ser a al mismo tiempo un país moderno y de encuentro, por tanto un nación que armoniza maduramente todos sus asuntos, creando puentes sociales de éxito y unidad entre multiplicidad de etnias, migraciones humanas, historias, culturas y religiones.
El Papa Francisco al mismo tiempo que aseguró que su viaje era en sí una aportación a la paz, subrayó que era la expresión de un catolicismo abierto en un contexto multireligioso, sin proselitismos, capaz de respetar las diversas realidades, al encuentro y dialogo con los demás. Recordó la vista a Kazajstán de su antecesor san Juan Pablo II, en 2001 de y su postura en contra la locura de la Guerra, que de otro modo ya entonces sufría Ucrania, y enfatizó que la paz es: “un camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado”. Destacó la necesidad de comprensión, paciencia y diálogo para todos –refiriéndose a todas las naciones y seres humanos- .
Felicitó el empeño del gobierno de Kasajstán por su renuncia a las armas nucleares, su gran política ambiental centrada en nuevas fuentes de energía sostenible, la descarbonización, y en otros aspectos como la apertura la dialogo interreligioso, entre sus muchos y progresistas logros. Finalmente agradeció la hospitalidad con que fue recibido y su deseo para Kazajstán de un futuro próspero y armonioso.
Discurso del Papa Francisco pronunciado el martes, 13 de septiembre de 2022
“Señor Presidente de la República, Distinguidos Miembros del Gobierno y del Cuerpo Diplomático, distinguidas autoridades religiosas y civiles, ilustres representantes de la sociedad civil y del mundo de la cultura,¡Damas y caballeros!
Los saludo cordialmente, agradecido al Presidente por las palabras que me ha dirigido. Me honra estar aquí con vosotros, en esta tierra tan extensa como antigua, a la que vengo como peregrino de paz, en busca de diálogo y unidad. Nuestro mundo lo necesita con urgencia, necesita encontrar la armonía. Armonía que en este país puede ser bien representada por un instrumento musical tradicional y característico, del cual he llegado a conocer: la dombra. Es un emblema cultural y uno de los símbolos más importantes de Kazajstán, tanto que recientemente se le dedicó un día específico. Me gustaría tomar dombra como un elemento alrededor del cual articular lo que deseo compartir con ustedes.
Preparándome para este viaje, aprendí que algunas versiones de la dombra ya se tocaban en la época medieval y que, a lo largo de los siglos, ha acompañado los cuentos musicales de sagas y obras poéticas, uniendo el pasado con el presente. Símbolo de continuidad en la diversidad, marca, por tanto, la memoria del país, y recuerda así la importancia, ante los rápidos cambios económicos y sociales en curso, de no descuidar los vínculos con la vida de quienes nos precedieron, incluso a través de esas tradiciones que te permiten atesorar el pasado y potenciar lo heredado. Pienso, por ejemplo, en la hermosa costumbre aquí difundida de hornear siete panes en honor a los antepasados los viernes por la mañana.
La memoria de Kazajstán, que el Papa Juan Pablo II, aquí peregrino, definió como ‘Tierra de mártires y creyentes, Tierra de deportados y héroes, Tierra de pensadores y artistas’ (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 22.9.2001), lleva una gloriosa historia de cultura, humanidad y sufrimiento. ¿Cómo olvidar, en particular, los campos de prisioneros y las deportaciones masivas que han visto la opresión de tantas poblaciones en las ciudades y estepas sin límites de estas regiones? Pero los kazajos no se dejaron encarcelar por estos abusos: la cura para la inclusión floreció de la memoria del encarcelamiento. En esta tierra, transitada desde la antigüedad por grandes desplazamientos de pueblos, la memoria de los sufrimientos y las pruebas vividas es un bagaje indispensable para emprender rumbo al futuro, anteponiendo la dignidad del hombre, de todo hombre y de toda persona, grupo social, religioso.
Volvamos a la dombra: se toca punteando sus dos cuerdas. Kazajstán también se caracteriza por la capacidad de proceder creando armonía entre ‘dos cuerdas paralelas’: temperaturas tan frías en invierno como altas en verano; tradición y progreso, bien simbolizado por el encuentro de ciudades históricas con otras modernas, como esta capital. Sobre todo, resuenan en el país las notas de dos almas, la asiática y la europea, que lo convierten en una permanente ‘misión de conexión entre dos continentes’ (Id., Discurso a los jóvenes, 23.9.2001); ‘Un puente entre Europa y Asia’, un ‘enlace entre Oriente y Occidente’ (Id., Discurso en la ceremonia de despedida, 25.9.2001). Las cuerdas de la dombra suelen resonar junto con otros instrumentos de cuerda típicos de estos lugares: la armonía madura y crece como un todo, en la coral que hace armoniosa la vida social. ‘La fuente del éxito es la unidad’, dice un hermoso proverbio local. Si esto es cierto en todas partes, aquí en particular: las aproximadamente ciento cincuenta etnias y más de ochenta idiomas presentes en el país, con variadas historias, tradiciones culturales y religiosas, componen una sinfonía extraordinaria y hacen de Kazajstán un país multiétnico, laboratorio multiétnico, singular cultural y multirreligioso, revelando su particular vocación, la de ser un país de encuentro.
Estoy aquí para subrayar la importancia y la urgencia de este aspecto, al que las religiones están llamadas a contribuir de manera particular; por lo tanto, tendré el honor de participar en el séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales. Apropiadamente, la Constitución de Kazajstán, al definirlo como secular, establece la libertad de religión y creencias. Un sano laicismo, que reconoce el papel precioso e insustituible de la religión y contrasta con el extremismo que la corroe, representa una condición esencial para el trato igualitario de todos los ciudadanos, así como para fomentar el sentido de pertenencia a la patria de todos sus ciudadanos. Componentes étnicos, lingüísticos, culturales y religiosos. Las religiones, de hecho, mientras juegan el papel insustituible de buscar y testimoniar el Absoluto, necesitan la libertad para expresarse. Y por tanto la libertad religiosa constituye el mejor cauce para la convivencia civil.
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Es una necesidad inscrita en el nombre de este pueblo, en la palabra ‘kazajo’, que evoca precisamente el caminar libre e independiente. La tutela de la libertad, aspiración inscrita en el corazón de todo hombre, única condición para que el encuentro entre personas y grupos sea real y no artificial, se traduce en la sociedad civil principalmente a través del reconocimiento de derechos, acompañado de deberes. Quisiera expresar mi agradecimiento, desde este punto de vista, por la afirmación del valor de la vida humana a través de la abolición de la pena de muerte, en nombre del derecho a la esperanza de todo ser humano. Junto a esto, es importante garantizar la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión, para dar espacio al papel único e igualitario que todos juegan para el todo.
Incluso en esto puede haber un estímulo el dombra, es principalmente un instrumento musical popular y como tal, comunica la belleza de conservar el genio y la vivacidad de un pueblo. Éste está encomendado sobre todo a las autoridades civiles, primeramente responsables de promover el bien común, y se concreta de manera especial a través del apoyo a la democracia, que es la forma más idónea para que el poder se traduzca en servicio de todo el pueblo y no sólo de unos pocos. Sé que, especialmente en los últimos meses, se ha iniciado un proceso de democratización destinado a reforzar los poderes del Parlamento y de las autoridades locales y, de manera más general, a una mayor distribución del poder. Es un camino meritorio y exigente, ciertamente no corto, que te obliga a continuar hacia tu meta sin mirar atrás. De hecho, la confianza en quienes gobiernan aumenta cuando las promesas no son instrumentales, sino que se cumplen.
En todas partes es necesario que la democracia y la modernización no queden relegadas a proclamas, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo: una buena política hecha de escucha del pueblo y de respuesta a sus legítimas necesidades, de implicación constante de la sociedad civil y no organizaciones gubernamentales y humanitarias, con especial atención a los trabajadores, los jóvenes y los más vulnerables. Y también, todos los países del mundo las necesitan, medidas para combatir la corrupción. Este estilo político verdaderamente democrático es la respuesta más eficaz a posibles extremismos, personalismos, populismos, que atentan contra la estabilidad y el bienestar de los pueblos. Pienso también en la necesidad de una cierta seguridad económica, que aquí a principios de año se invocó en regiones donde, a pesar de los considerables recursos energéticos, existen diversas dificultades. Es un desafío que concierne no sólo a Kazajstán, sino a todo el mundo, cuyo desarrollo integral es rehén de la injusticia generalizada, en la que los recursos se distribuyen de manera desigual. Y es tarea del Estado, pero también del sector privado, tratar a todos los componentes de la población con justicia e igualdad de derechos y deberes, y promover el desarrollo económico no sobre la base de las ganancias de unos pocos, sino de la dignidad de cada trabajador.
Volvamos a dombra por última vez -dirán que este Papa es músico-. Une a Kazajistán con varios países de su entorno y contribuye a difundir su cultura por todo el mundo. Asimismo, espero que el nombre de este gran país siga siendo sinónimo de armonía y paz. Kazajstán se configura como una encrucijada de ejes geopolíticos relevantes: juega, por tanto, un papel fundamental en la mitigación de conflictos. Aquí vino Juan Pablo II a sembrar la esperanza inmediatamente después de los trágicos atentados de 2001. Llego allí en el curso de la loca y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflicto ponen en peligro nuestro tiempo. Vengo a amplificar el grito de muchos que imploran la paz, camino de desarrollo imprescindible para nuestro mundo globalizado. Y la paz es esto: un camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado.
La necesidad de ampliar el compromiso diplomático a favor del diálogo y del encuentro es, por tanto, cada vez más apremiante, porque el problema de alguien es hoy un problema de todos, y quienes tienen más poder en el mundo tienen más responsabilidad hacia los demás, especialmente hacia los países del mundo, puesta en mayor crisis por lógicas contradictorias. Esto debe tenerse en cuenta, no sólo en los intereses que caen en beneficio de uno. Es hora de evitar la intensificación de la rivalidad y el fortalecimiento de bloques opuestos. Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar, y generar un nuevo ‘espíritu de Helsinki’, la voluntad de fortalecer el multilateralismo, de construir un mundo más estable y pacífico pensando en las nuevas generaciones. Y para ello necesitamos comprensión, paciencia y diálogo con todos. Repito, con todos.
Pensando en el compromiso mundial por la paz, agradezco profundamente la renuncia a las armas nucleares que este país ha emprendido con determinación; así como para el desarrollo de políticas energéticas y ambientales enfocadas a la descarbonización y la inversión en fuentes limpias, que destacó la Exposición Internacional hace cinco años. Junto con la atención al diálogo interreligioso, son semillas concretas de esperanza plantadas en el terreno común de la humanidad, que depende de nosotros cultivar para las generaciones venideras; para los jóvenes, cuyos deseos es necesario mirar para hacer las elecciones de hoy y de mañana. La Santa Sede está cerca de ustedes en este camino: las relaciones diplomáticas se establecieron inmediatamente después de la independencia del país, hace treinta años, y me complace visitar el país en vísperas de este aniversario. Les aseguro que los católicos, presentes en Asia Central desde la antigüedad, queremos seguir dando testimonio del espíritu de apertura y de diálogo respetuoso que caracteriza a esta tierra. Y lo hacen sin espíritu de proselitismo.
Señor Presidente, queridos amigos, les agradezco la acogida que me han brindado y que revela su conocido sentido de la hospitalidad, así como la oportunidad de pasar estos días de diálogo fraterno con los líderes de muchas religiones. Que el Altísimo bendiga la vocación de paz y unidad de Kazajstán, el país del encuentro. A ustedes, que tienen la primera responsabilidad por el bien común, ya cada uno de sus habitantes, les expreso mi alegría de estar aquí y la disposición de acompañar con oración y cercanía todo esfuerzo por un futuro próspero y armonioso de este gran país. ¡Raqmét! (¡gracias!) ¡Dios bendiga a Kazajstán!
Algunos datos estadísticos relativos a la situación de la Iglesia católica en Kazajistán Nur-Sultan
(Fuentes: Vaticano y ANS)
Con motivo de este el 38º Viaje Apostólico del Papa Francisco a Nur-Sultan, Kazajistán, donde para participará en el Congreso de los Jefes de las religiones mundiales y tradicionales, la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó algunos datos estadísticos relativos a la situación de la Iglesia católica en Kazajistán, actualizados al 31 de diciembre de 2020.
En Kazajistán, es una nación en donde la comunidad católica es menos del 1% de la población, y cuenta con: 104 sacerdotes (78 sacerdotes diocesanos y 26 sacerdotes religiosos); 6 obispos; 133 religiosos profesos; 50 catequistas; 81 parroquias; 5 centros educativos propiedad y/o dirigidos por clérigos o religiosos, de los cuales 3 escuelas infantiles y primarias, 1 escuela secundaria y 1 bachillerato.