Los días sábado 18 y domingo 19 de noviembre, en la Centro Salesiano de retiro Espiritual “La Casa del Hombre Nuevo”, en Tlazala, Estado de México, se realizó el Campo Juanitos 2023, evento y experiencia asociativa convocada por el Padre Hugo Herrera Rosales Delegado de Pastoral Juvenil, y su equipo de trabajo, la cual reunió a 218 niñas y niños –inscritos- de 9 a 11 años de edad, acompañados de 38 educadores provenientes de 3 ambientes o sectores de 12 obras salesianas de la Inspectoría de México-México (MEM) y una obra invitada, el Colegio Civilización de las Hijas de María Auxiliadora de México-Sur (MME), todos atendidos por un staff de 70 personas.
Cabe destacar que se hizo presente durante la segunda jornada de campamento, el Padre Ignacio Ocampo Uribe Inspector de MEM, que con gran beneplácito observó el gran ambiente, alegre y festivo del campamento, él presidió la Eucaristía de clausura de este singular acontecimiento, misma que concelebró el Padre Hugo.
El Lic. Francisco Javier Cabrera, miembro de la Pastoral Juvenil, nos explicó que el lema del campamento fue “Somos portadores de un sueño” cuyo tema central se inspiró en el sueño de los 9 años, mismo que es el eje del Aguinaldo del Rector Mayor para el 2024: «Un sueño que hace soñar-“Un corazón que trasforma lobos en corderos”», con miras al próximo bicentenario de este hecho asombroso ocurrido en 1824.
Por lo anterior las actividades del Campamento estuvieron divididas en tres momentos:
1º) Identificar los elementos acordes al núcleo de la Espiritualidad Juvenil Salesiana que nos invita a mirar lo cotidiano con alegría,
2º) Analizar nuestras emociones a comparación de Don Bosco niño, y las que cosas que nos hacen ser alegres; y
3º) Mirar como Don Bosco nos invita a ser alegres siempre unidos a Jesús.
El Sr. Cabrera destacó que consideraban que con esta experiencia - segunda del año pastoral 2023-2024 en cuanto a campamentos se refiere-, se busca dinamizar los grupos asociativos de niños. Tuvieron la fortuna de contar con 35 Animadores Salesianos (AS), quienes hicieron la propuesta desde el Taller Inspectorial, y que también esta experiencia “en vivo” tendrá un itinerario de formación continua para los participantes.
Cabrera destacó que “ojala la experiencia permita que los niños en las diversas obras, sean acompañados por los padres de familia y por sus formadores”.
Los pequeños fueron animados, orientados y cuidados por ese nutrido grupo de jóvenes del MJS Inspectorial-Animadores Salesianos, quienes se prepararon con mucha dedicación con meses de antelación -, quienes a través de la lectura, corrillos, actividades creativas y manuales, la representación teatral, la oración, así como el juego, el baile y el ejercicio físico ayudaron a los chicos y chicas a profundizar sobre el sueño que tuvo San Juan Bosco a los 9 años de edad.
Les ayudaron asumir una actitud semejante a la de Jesús, la de ser “el mejor amigo” que se puede tener, al conocer y aprender de la Madre de Cristo la Virgen María Auxiliadora, quien fue la maestra de Juanito Bosco, a quien él había aprendido a saludar tres veces al día, mediante la oración que su progenitora “Mamá Margarita”, le había enseñado, de acuerdo a la pista que el Hijo de Dios le dio al Juanillo en el sueño para poder identificarlo.
Por su parte el Superior de MEM, el Padre Ocampo Uribe, durante su homilía se expresó agradecido con Dios, con los participantes y organizadores por lo bien que se había desarrollado el campamento. Acerca de la “parábola de los talentos”, a la que hizo referencia el Evangelio del día, el Padre Ocampo puso énfasis en la responsabilidad que todos tenemos, tanto niños, adolescentes, jóvenes y adultos de ser buenos siervos, y emplear nuestros ‘talentos’, es decir nuestros dones para servir a Dios y al prójimo.
El Padre Ocampo expuso que cada persona tiene dos capacidades otorgadas por Dios ‘querer’ y ‘pensar’, y que cada uno de nosotros es en sí un “regalo y un tesoro”, algunos con quizás con más talentos que otros, pero siempre en la justa medida; para ejemplificar recordó el encuentro de Don Bosco –ocurrido un 8 de diciembre de 1841- con el jovencito y huérfano Bartolomé Garelli, quien no poseía nada, ni siquiera sabía rezar, sólo sabía silbar, y con eso fue suficiente, por lo cual el Padre Ignacio subrayó que no nos debemos fijar en la cuantía del don recibido, sino que hay que ponerlo todo a servicio de Dios, es decir “hacernos cargo de lo que Dios nos dio y hacerlo producir”, explico también el ejemplo de la mujer hacendosa, que hoy diríamos –explicó el Superior de MEM- podría ser identificada con un emprendedor, productivo, eficiente y eficaz colaborador -mujer que procura bienes a su marido- y él explico que la figura de una mujer así, le traía de inmediato la imagen de la Virgen María, esposa de José, quien recibió como don de Espíritu Santo a su Hijo Jesús, era la madre del ‘Salvador’, y enfatizó que “Ella se puso a servir a su hogar, a otras personas, ella nos anima y no enseña hoy también a nosotros lo que dice el santo Evangelio «A mirar con gratitud lo que Dios nos ha dado, a tener propósitos, y emprender acciones concretas para corresponder a lo que Dios nos dio»”, explicó el Padre Inspector .
Para dar una idea a los niños y niñas de lo que se le había confiado a los trabajadores de la parábola destacó que la unidad monetaria de un ‘talento’ era equivalente a 34 Kg. Kilos de plata -6 mil dracmas, que llenan una gran ánfora de agua, es decir muchísimo dinero- , y para comparar que algunas personas - albañiles actuales- cargan bultos de cemento de 25 kg., y hay trabajadores que soportan hasta cerca de 75 kilos de peso, e invitó a que calcularán cuanto eran 5 talentos, -170 kilos de plata-, “Quien de ustedes tiene salud, tiene una cosa muy hermosa, hay que cuidarla, quien de ustedes tiene inteligencia, quien de ustedes tiene bondad en su corazón, quien de ustedes es amable con los demás, es sencillo es cercano, son cosas que Dios no ha dado.”
Y agregó: “Antes de la pandemia había personas que solían decirnos así 'padre yo soy creyente, pero no practicante', lo cual es lo mismo que nos dijeran 'padre yo tengo un tesoro pero lo tengo enterrado'.
Queridos niños y muchachos no podemos vernos así nosotros -reveló el P. Ignacio-, ¿Qué le dijo –el amo que representaba a Dios- al criado que escondió sus talentos? 'siervo malo y perezoso' ” y enfatizando que no debemos caer en algo así, puntualizó:
"Queridos niños, muchachos, jovencitas, su persona, su familia, sus hogares, las oportunidades y tareas que ahora tienen, esta experiencia del Campo Juanitos, son los tesoros que Dios les ha dado y les sigue dando para administrar".
Les instó a recibirlos "no con un corazón pequeño y tacaño”, y dijo, ” (…) no lo entierren como si les interesara a ustedes sólo recibir lo que les dan y no aportar nada, no sean malos y perezosos, como dice la parábola del Evangelio, no sean espectadores de la vida, sean buenos y generosos, sean trabajadores, sean agradecidos, sean emprendedores y merecerán esa hermosa alabanza de parte de Jesús (...):
«Te felicitó siervo bueno y Fiel, puesto que has sido fiel en el cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor, entra a tomar parte de la alegría de tu Señor… -y enfatizó- Son palabras para nosotros, y por favor, todos las tenemos que merecer, todos las debemos de aplicar»” y manifestó el P. Ocampo su contento por el entusiasmo que todos habías puesto en las actividades de esos días.
Tras la Comunión, y para finalizar la santa Misa, el padre Ignacio impartió la bendición especial de María Auxiliadora; por su parte el padre Hugo agradeció al padre Inspector su presencia y explicó a los niños y a todos los ahí presentes, que el Padre Ocampo era “Don Bosco entre nosotros”, lo que alegró mucho a todos los chicos y chicas.
Tras dos días en un ambiente de grande alegría y amistad, vividas de forma festiva en convivencia, estudio y juego concluyó el Campo Juanitos, con el compromiso de los participantes de llevar a sus semejantes y poner en acción, en el hogar, escuelas, parroquia y/u oratorio, como “dones y talentos” todo lo recibido de “Jesús” de la mano de María.
Entre los salesianos que estuvieron presentes además de los padres Hugo e Ignacio, podemos mencionar al Padre Héctor Ugarte Sandoval y al Hermano Coadjutor Fernando Martín Valdespino, misionero español, así como otros miembros de la Familia Salesiana: Hijas de María Auxiliadora, miembros de ADMA, Salesianos Cooperadores, adultos y ramas juveniles, muchos miembros también de AS.