El fundador de los Salesianos nació un 16 de agosto de 1815, en el Piamonte Italia en I Becchi, en el Caserio de Castelnuovo d'Asti, en una sección de una pequeña casa arrendada a por sus padres Francisco Luis Bosco (1780-1817) y Margarita Occhiena (1788-1856) al Sr. Alberto Biglione, dueño y administrador de las 12 hectáreas, que integraba aquellas tierras dedicadas a la agricultura, en especial al cultivo de pastizales, forraje, hortalizas y viñedos. No era el primer matrimonio de su padre, a los 21 años, había contraído nupcias en 1805 con Margarita Cagliero, con quien tuvo su primogénito Antonio José, nacido el 2 de febrero de 1808. Posteriormente nació Teresa María, un 16 de febrero de 1810, lamentablemente ella falleció prematuramente a los dos días de venir al mundo. Mas el dolor de Francisco no se detendría ahí, el 28 de febrero de 1811 falleció su esposa, el pequeño Antonio tenia sólo 3 años.
En el municipio de Capriglio -ubicado a tres kilómetros de I Becchi- Francisco conoció a la joven Margarita Occhiena, con quien contrajo nupcias un 6 de junio de 1812 con quien trabajó mano a mano para poder adquirir una pequeña parte de la propiedad donde vivían. El 17 de abril de 1813 nació José Luis, dos años más tarde nació Juan.
Lamentablemente los niños quedaron huérfanos de padre en 1817, Francisco Luis murió de pulmonía fulminante tras haber regresado de trabajar del campo. Antonio tenía 9 años, José 4 y Juan 2 años, todos fueron formados por Mamá Margarita en el trabajo cotidiano y la fe. Mientras José era su camarada en juegos y aventuras de infancia, Antonio solía discutir y disentir con Juan en casi todo.
Juan se dedicó a diversas labores del campo incluido el pastoreo, pero se interesaba en el estudio y la fe. A los 9 años tuvo un sueño donde se le revelaron Jesús y María, quienes le indicaron la misión que Dios tenía dispuesta para él, su método y teniendo como guía y maestra a la Santísima virgen, pero Bosco no alcanzaba a comprender lo que se le había mostrado. Al contar a su familia aquel suceso cada uno dio un juicio diferente, sólo su madre intuyó que sería pastor de almas, su abuelita, práctica, cual mujer de campo afirmó que a los sueños hay había que hacerles poco caso.
En su niñez tuvo la fortuna de conocer a un buen mentor, el Padre Calasso que curiosamente se llamaba como él Juan Melchor. Era el Párroco de su localidad, atento, cortés y de buen criterio pudo percibir las cualidades de Juanito le enseñó sus primeras lecciones, le preparó en la lectura, en el latín, esto impactó a tal grado la persona de Bosco, que consideró al buen Calosso como un segundo Padre, ejemplo de la caballerosidad, de la caridad y de la vida de fe. Lamentablemente el Párroco enfermó, y aunque en su lecho de muerte le indicó a su discípulo que le dejaba los recursos suficientes para que pudiera seguir sus estudios, Juan renunció a ellos en favor de los familiares de santo varón.
El afán por ser sacerdote y su interés por el estudio fueron aumentando a medida que crecía, sin embargo la pobreza de su familia le obligó a abandonar la escuela. Siendo todavía un jovencito procuraba alejar a sus iguales de los peligros del pecado, para esto procuraba entretenerles con juegos que alternaba con el trabajo, la oración y la instrucción religiosa.
Juan abandonó su hogar ante las diferencias con su hermano Antonio, la aprobación de su madre y ante el panorama de tener que trabajar por su propia cuenta para avanzar en su formación, de este modo, a los dieciséis años, en el año de 1835, después de muchas peripecias, desvelos y limitaciones entró en el seminario. En su trayectoria conoció a personas que influyeron en su propia vida como fueron su amigo Luis Comollo estudiante del Seminario Diocesano de Chieri, o su maestro el Padre José Cafasso, entre muchos otros.
San José Cafasso fue su profesor en el “Convitto eclesiástico”, lo había conocido a los 12 años de edad en 1827 cuando era seminarista, y lo reencontró en su formación al sacerdocio, con él aprendió sobre la caridad del San Francisco de Sales, el testimonio alegre de San Felipe Neri y el amor a la Iglesia de San Alfonso María de Ligorio, así como vislumbró el estilo pastoral gentil y asistencial de evangelizar a los más despreciados por la sociedad, a los jóvenes presos sentenciados por robar para comer.
El joven Bosco fue ordenado sacerdote el 5 de Junio de 1841, celebró su primera misa en la iglesia de san Francisco de Asís. Pertenecía al clero diocesano de Turín. eligió como programa de vida: "Dame las almas llévate lo demás ".
Se trasladó a Turín, donde se dedicó a su trabajo. Realizaba muchas visitas a las cárceles de la ciudad, comprobando con estupor la situación tan lamentable en la que vivían muchos niños, quienes habitaban aquella zona. Reiteró su interés en dedicarse al rescate de los jóvenes marginados, a los chicos en peligro y/o en situaciones de explotación en el trabajo - a estos últimos- les diseño los primeros contratos y acuerdo laborales.
El Convitto fue el lugar ligado al nacimiento del oratorio festivo salesiano relacionado al encuentro entre Bartolomé Garelli y Don Bosco que con una “Ave María” inició su labor entre los chicos. Fue ayudado posteriormente por su Mamá Margarita Occhiena de quien aprendió el estilo hogareño y de familia con que prepararía a sus muchachos.
Para impulsar su apostolado entre los jóvenes más pobres fundó el Oratorio San Francisco de Sales. Con su estilo educativo y su acción pastoral, basadas en la razón, la religión y la amabilidad (Sistema preventivo) condujo con amabilidad a los adolescentes y jóvenes a la reflexión, al encuentro con Cristo y con los hermanos, a la educación de la fe y a su celebración en los sacramentos, al compromiso apostólico, civil y profesional.
Su fe concreta y existencial fueron la base de esa síntesis que lo hizo vivir constantemente en una profunda unión con Dios e hizo de él un verdadero contemplativo en la oración. Lo anterior le llevó a descubrir a Jesús en la realidad cotidiana y lo movió a un constante esfuerzo por liberar, mediante el trabajo, el cumplimiento alegre del deber, todas las realidades juveniles afectadas frecuentemente por el pecado (Cfr. CG 20, 534).
La sorprendente capacidad creativa de Don Bosco, transformada en obras, escritos, en la fundación de familias religiosas y grupos de laicos comprometidos, son el resultado de su forma de creer contra toda esperanza "como si viera al Invisible" (Cfr. Const. Art. 21), "tocando el cielo con la mano" (Cfr. Ceria, E. (1988). Don Bosco Con Dios).
El Oratorio de Valdocco fue la síntesis de su experiencia (el oratorio itinerante, la casa Pinardi etc.), es el lugar donde se manifestó el Espíritu de Dios en la persona de Don Bosco.
Fue ahí donde nació la iniciativa de construir la casa de María Auxiliadora con unas cuantas moneditas, que se multiplicaron gracias a la fe y generosidad de las personas, la intercesión de la Santísima Providencia y de María.
Estas ayudas fueron transformándose en medios para muchas otras obras y lugares de apostolado hasta llegar a germinar en misiones por todo el mundo. Valdocco también fue el lugar donde el 18 de diciembre de 1859 un grupo de 17 jóvenes fueron invitados por Don Bosco a formar parte de lo que sería la Sociedad de San Francisco de Sales, más tarde está Congregación sería punto de referencia y de partida para llegar a todo el mundo y anunciar el reino de Cristo
Dueño de una infatigable actividad y eficacia de su acción apostólica fue constante en su "unión con Dios " y poseía una confianza ilimitada en Mª Auxiliadora que la sentía como inspiradora y sostén de toda su obra. A sus hijos salesianos les dejó en herencia una forma de vida religiosa sencilla, pero sólidamente fundada en las virtudes cristianas, la contemplación en la acción y sintetizadas en el binomio "trabajo y templanza " y su pedagogía de Sistema Preventivo. Buscó los mejores colaboradores de su obra entre sus jóvenes, dando origen a la Sociedad de San Francisco de Sales.
Impulsó el trabajo con los laicos, hombres y mujeres, constituyendo a la Asociación los Cooperadores Salesianos para que desde una perspectiva secular pudieran sostener la obra de la educación de la juventud, anticipando así nuevas formas de apostolado en la Iglesia.
Juan Bosco fue llamado a la casa de Dios el 31 de enero de 1888, tenía entonces a los 72 años de edad. Les sucedería como rector mayor Don Miguel Rúa quien le acompañó hasta el día de su partida.
Fue canonizado el 1° de abril de 1934 por el Papa Pío XI y en 1935 fue nombrado por este mismo Papa como “patrono y protector de la niñez y juventud mexicana” a petición de los Obispos de México. El 24 de mayo de 1989, San Juan Pablo II lo declaró y proclamó Padre y Maestro de la Juventud. Su cuerpo descansa en la Basílica de Mª Auxiliadora en Turín, el lugar de peregrinación salesiano.
Se festeja su día el 31 de enero. Es venerado en todos los países del mundo salesiano, es el patrón de los Jóvenes, del Cine, de los magos e ilusionistas, de los talleres y de las escuelas de artesanos y talleres, de la Buena Prensa y de los periodistas.