El 8 de octubre de 2022 el padre Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de Salesianos, presidió la santa Misa con motivo de la vigilia a la espera de la canonización Artémides Zatti, de quien afirmó es "modelo de creyente y salesiano coadjutor" (Fuentes: Vaticano y ANS)
Un gran evento y homenaje dedicado a Zatti, fue trasmitido a través de todos los medias desde el aula de audiencias Paulo VI del Vaticano, mismo que congregó presencialmente a poco más de 3 mil personas, entre salesianos –coadjutores, sacerdotes, obispos y cardenales- y miembros de la Familia Salesiana – con presencia de 23 de los 32 grupos que la integran.
En la procesión se pudo ver a 10º Sucesor de Don Bosco acompañado por todos los miembros de Consejo General, así como por el padre Pascual Chávez Villanueva rector Mayor Emérito, salesianos prelados entre otros
En su homilía el Rector Mayor destacó la necesidad de dar gracias a Dios por el don recibido en la persona de Artémides Zatti: “Verdaderamente es un gran regalo estar aquí, como hijos e hijas de Don Bosco, para celebrar la santidad de uno de sus hijos: hermano humilde, sencillo, migrante, salesiano”.
Hizo memoria del testimonio que Zatti pronunció en 1915 con motivo de la inauguración de un monumento en memoria del padre Evasio Garrone, figura central en su vocación, y destacó la frase de Artémides, y que hoy constituye el lema para su canonización: “CREÍ, porque sabía por experiencia que María Auxiliadora lo ayudaba de manera visible. PROMETÍ, porque siempre fue deseo ayudar a su prójimo en algo. Y habiendo Dios escuchado su siervo, SANÓ”.
El padre Fernández subrayó que de Zatti como religioso, inició con una promesa, que estaba arraigada “en la confianza en la Providencia, en una gran fe en el Señor y en un gran amor a Nuestra Señora Auxiliadora”. Aquello se manifestaba en todos sus deberes y servicios, "en el patio, como en bicicleta, en su oficina de administrador, en la sala de operaciones, en el patio, en las salas del hospital, siempre fue un santo enfermero dedicado a curar y aliviar, trayendo la mejor medicina: la presencia alegre y optimista de la empatía (…)
Encontró en la figura del salesiano coadjutor el estilo de compromiso para trabajar directamente con los pobres. Su consagración religiosa, vivida en su profesión de enfermero, fue el conjunto de su vida dedicada a Dios y a sus hermanos”.
Sobre su grande devoción a María Auxiliadora destacó: “Toda su vida estuvo guiada y acompañada por el gran amor de Nuestra Señora. Siempre en los labios y en muchos momentos el Rosario entre sus manos, al final del día o antes de una cirugía importante, como han escrito quienes han convivido con Artémides”.
Para concluir su alusión a la figura de de Zatti dijo que podía definir como "Modelo de creyente y de salesiano coadjutor (…) será un santo intercesor por las vocaciones en la Iglesia y en la Congregación salesiana, en particular en la hermosa vocación de los salesianos coadjutores”.