La comunidad de María Auxiliadora Puebla, vivió la Fiesta de San Juan Bosco con grande intensidad, primero desde el 22 de enero iniciaron con el novenario que prosiguió hasta el día 30 con diversas actividades y santo Rosario diario en colaboración con diversas familias y grupos apostólicos -como sucedió en otras comunidades de la MEM-, del decanato, el grupo juvenil etc. que atiende la parroquia de María Auxiliadora, en las capillas, apostolados e iglesias de la zona, y el 31 de enero iniciaron la fiesta patronal con una grande procesión que partió de la privada del calle 74 poniente a las 6 p.m. y que culminó en la Casa Social, fue triplemente especial en este caso,  primero porque se celebraba al Santo de la Juventud, segundo S.E.R. Mons. Francisco Javier Martínez Castillo, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles – que anima y gobierna el Exmo. Sr. Arzobispo José Víctor Sánchez Espinosa -, encabezó y presidió los festejos, y tercero se consagró el altar de piedra de una aula magna embellecida como nunca antes.

A las 7 pm inició la solemne Misa en honor a San Juan Bosco, presidió Mons. Martínez, concelebraron el Rev. Padre Francisco Abonza Contreras, párroco de María Auxiliadora, director de la comunidad salesiana, y los padres Miguel Huitizil Cuatzil, Enrique Vázquez Martínez y Ernesto Solís Pérez; es de subrayar que el recinto de la Casa Social estaba totalmente lleno, se destaca que apadrinó la ocasión la Familia Pérez Fuentes.

Monseñor Martínez destacó la importancia del servicio que dan los salesianos en la Arquidiócesis y la relevancia de generar espacios dignos para las celebraciones litúrgicas que unen la Iglesia local como una grande Familia, destacó la importancia San Juan Bosco en la Iglesia y en México, así como enfatizó que el consagrar un altar implica tanto un gran regalo de Dios y una grande dignidad que se debe procurar y cuidar, y explicó que todos estos dones son signos sin duda alguna de que Dios nos ama, “a cada uno de nosotros” subrayó el prelado..

El Evangelio fue proclamado por el Padre Enrique Vázquez y el Obispo Auxiliar de Puebla predicó la homilía que a continuación presentamos.

Homilía de Mons. Francisco Javier Martínez Castillo:

"El común denominador: No tengas miedo, Yo estoy contigo... Dios está conmigo"

Muy queridos hermanos al iniciar nuestra celebración hemos contextualizado todas las razones que tenemos hoy, para estar congregados en este lugar santo, y son muchas, son todas caricias de Dios para nuestra vida.

 Lo primero que quiero decir es un sincero 'gracias' a todos y cada uno de ustedes por su presencia, porque su sola presencia es un gran regalo. Aunque no podamos platicar, aunque no podamos interactuar entre todos, y es un gran regalo porque en todos y cada uno de los que estamos aquí, ustedes y este servidor, existe la presencia de Dios.

La presencia de Dios, esa es la que le da importancia, sentido, razón de ser a nuestra existencia toda, es la que nos llena de felicidad, pero también contribuye para la felicidad de los demás.

Por eso decía: la sola presencia de cada uno de ustedes es motivo de bendición, porque en cada uno puedo descubrir, y ustedes pueden descubrir a Dios vivo, presente ahí en esa realidad en cada uno de nosotros, porque estamos bautizados, porque somos un proyecto de su corazón, porque estamos confirmados, porque muchos de ustedes ha celebrado el sacramento del matrimonio, porque hemos sido ordenados sacerdotes, Dios nos rodea por todos lados.

Y precisamente hoy la palabra de Dios que ha sido proclamada, si le quisiéramos poner un común denominador es: la presencia de Dios. El fragmento del libro del Profeta Jeremías, nos dice eso, cuando Dios le confía esta misión al profeta de ir a hablar en nombre suyo. Imagínense que gran responsabilidad.

Por eso Jeremías reconociendo su naturaleza limitada, sus capacidades insuficientes, le dice a Dios que es lo que esta pasando "Señor yo no se hablar, yo no se hablar... mira soy un muchacho", o sea, " no tengo experiencia, no tengo sabiduría, tengo muchas limitaciones, tengo muchas carencias, no me ciento capaz y no estoy en grado para poder cumplir con una responsabilidad tan grande como significa hablar en nombre tuyo".

Y entonces Dios que no desconoce esa realidad, sino que, precisamente porque la conoce le dice a Jeremías "Irás a donde Yo te envíe y dirás lo que Yo te diga, no tengas miedo". Pero cual es la razón por la que Jeremías debe no tener miedo, a mí me daría miedo, creo que ustedes también, cómo "que no tengas miedo", es lo primero que tengo, claro que tengo miedo, pero fíjense cual es la razón por la que no debe tener miedo:

"Yo estoy contigo”, "Yo estoy contigo para librarte (...) Yo pongo mis palabras en tu boca"; esa es la clave: "Yo estoy contigo, no te sientas menos, no te sientas pequeño, no te achiques" no te rajes pues porque "Yo estoy contigo".

Y ese "Yo estoy contigo" significa 'no te va a faltar nada de lo que necesitas para poder realizar de la mejor manera la misión que te confío'. Y hoy estas palabras deben resonar muy fuerte en nuestro corazón, y en nuestra inteligencia. Pensando, por ejemplo, en la misión que Dios ha depositado en cada uno de nosotros, les comparto, ustedes saben que apenas hace un año que fui ordenado Obispo y, cuando en Papa esta encomienda y este servicio a la Iglesia, a través del Nuncio, lo primero que uno experimenta es esto: Miedo.

Justo lo que le paso a Jeremías "no me siento capaz, yo no estoy en grado" miles de cosas, y fíjense que cuando se dio a conocer esta noticia el día 16 de octubre -de 2023- yo recibí muchas felicitaciones, de muchas personas que expresaban su cariño, su fe, su solidaridad sincera, su fraternidad. Y muchos hermanos Obispos me escribieron, y el común denominador, en aquella época era "no tengas miedo (...) no tengas miedo" y "no tengas miedo" precisamente por esto: porque la misión no es tuya, porque no es resultado de una aspiración, porque no es la conquista de una meta, porque no es la consecuencia natural de un proceso, en el que tu te esforzaste para realizar todo, no, es un proyecto de Dios, es una acción de Dios.

Lo digo de esta realidad personal, y lo digo de todos y cada uno de ustedes, no tengan miedo de ser un mejor matrimonio, no tengan miedo de ser una familia más bonita, no tengan miedo de ser una profesionistas profesionales, no tengan miedo de ser unos cristianos auténticos. No tengan miedo de ambiente tan hostil que nos rodea, no tengan miedo de las situaciones adversas: porque Dios está con ustedes" afirmo el Sr. Obispo.

Y agregó " Porque Él, esto yo lo comparto muy a menudo, cuando da la misión, primero da la gracia, por eso san Agustín decía 'dame lo que me pides, y pídeme lo que quieras', pues si, porque yo no soy capaz, a mi lo que me da es miedo, a mi lo que me da es ganas de decir ¡no!, a mi lo que da ganas de irme a esconder por allá atrás, porque ahí me voy a sentir más seguro.

'Dame lo que me pide', y lo bueno es que Dios nos lo da antes de que lo necesitemos. Por eso hoy, debemos sentirnos, decía al inicio de nuestra Eucaristía, profundamente amados, porque verdaderamente Dios está con nosotros.

Y como dice San Pablo 'Si Cristo esta con nosotros, ¿Quién contra nosotros? ¿A quién habremos de tenerle miedo? ¿Quién nuestro enemigo?', y dice San Pablo 'que se me enfrente', y lo dice, no porque él sea muy capaz, sino porque conoce el amor y el poder de Dios que está con él. Entonces queridos hermanos 'no tengamos miedo'.

El texto del Evangelio que ha sido proclamado, lo conocemos todos perfectamente bien, es aquel pasaje que conocemos como 'El encuentro con Zaqueo’, y sabemos quien era Zaqueo, digámoslo así: se había portado mal, no había hecho las cosas bien, estaba fuera de la mirada que podríamos calificar como ' un hombre bueno', desde los criterios humanos se había portado, no como debía que hacerlo, pero no fue por eso excluido de la misericordia de Dios.

Por eso cuando Zaqueo sabe que llega a Jesús, pues sabrá Dios que cosa habrá pensado en su corazón, sabrá Dios habrá sido la curiosidad, habrá oído de Jesús 'dicen que éste resucita a los muertos', ya se había corrido el rumor aquel de cuando convirtió el agua en vino, ya había muchos signos 'este trata diferente, trata a todos bien... me comentó mi compadre que lo vio y noto en él una actitud diferente ' , cosas así habrá pensado Zaqueo, más o menos ¿no?, de tal manera que corrió para subirse a un árbol para verlo, y entonces ese movimiento no pasa desapercibido para Jesús.

Por eso lo ve y le dice 'Zaqueo, bájate, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa' y hoy piensen que expresión tan hermosa le dirige '...hoy ha llegado la salvación a esta casa’. Y creo que esta frase debemos entenderla, y más que eso, más que una frase debemos entenderla queridos hermanos, en esta comunidad parroquial los invito a que la entiendan como una declaración de amor de parte de Dios para ustedes: 'Hoy ha llegado la salvación a esta casa', es lo mismo que decir:'Aquí estoy para ti, para siempre, no obstante nada, o no obstante todo, 'Aquí estoy de a deveras para ti' y no quiere decir que la presencia de Dios, entonces justifique las cosas que en mi vida están mal, o que puedo hacer de una mejor manera, ¡no! sino quiere decir que sólo con la presencia de Dios e nuestra vida podremos vivir una mejor versión de nosotros mismos, y solamente con la presencia de Dios en nuestra vida podremos perder el miedo, solamente con la presencia de Dios en nuestra vida, nos vamos a arriesga a caminar por un sendero nuevo, eso le paso a Zaqueo.

Zaqueo no era nadie 'aprobable', pero como consecuencia, y esta es la clave, no fue sólo el hecho de que Jesús pasará, fue el hecho del encuentro ¿de quién con quién? Del corazón de Zaqueo con el Corazón de Jesús, cuando Jesús lo ve, Zaqueo lo vio también y entonces se encontraron profundamente y el encuentro personal con Jesucristo, no lo que nos han contado otros de Él... A Zaqueo le habían contado muchas cosas, no lo que le habían contado, el encuentro corazón a Corazón, es el que lo lleva a la transformación de la vida: 'Señor si le he robado algo a alguien...', claro que había robado no a alguien, a muchos, casi a todos pero fíjense lo que consiguió el encuentro con Jesús : ‘Si le he robado algo a alguien, le voy a devolver 4 veces lo que le quite', esa es la consecuencia del encuentro con Dios.

Esa es la consecuencia de la presencia de Dios en medio de nosotros, por eso nos hace mejores, que hubiera sucedido si Zaqueo se queda allá en su banco de recaudador de impuestos, que hubiera sucedido 'a pues que le vaya bien, quién sabe quién sea, yo no me voy a mover de aquí', que hubiera sucedido, así se hubiera quedado, en su pecado, en sus errores, en su poquedad, sin explotar todo el potencial de bien que tenía, así se hubiera quedado y así hubiera terminado y hoy ni hubiéramos sabido de su existencia, pero como se arriesgo a encontrarse con Jesús, entonces su vida cambio y es la persona que el Evangelio nos describe: la presencia e Dios entre nosotros.

Queridos hermanos, esa presencia de Dios entre nosotros se da de muchas maneras ¿Cómo podemos tener experiencia de Él? A través de su Palabra, a través de la vida de oración, a través de la celebración de los sacramentos, y de modo muy especial, a través del sacramento de la Eucaristía.

Y qué significa el sacramento de la Eucaristía, es la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo, como lo aprendimos desde el Catecismo, con su cuerpo, con su sangre, con su alma y con su divinidad, como está en el Cielo.

¿Y eso cuándo sucede? Cuando celebramos la Eucaristía ¿Y cuál es lugar donde se celebra la Eucaristía? El altar, aquí es donde Cristo verdaderamente se hace presente, aquí es donde sucede el milagro más grande de toda la historia del Universo, aquí es donde sucede el acto de amor más profundo de Dios por nosotros, porque lo que sucedió en el Calvario, cuando nuestro Señor Jesucristo entrega su vida por amor a nosotros y en ese sacrificio, resucitando nos alcanza la justificación, es decir, la posibilidad de la felicidad eterna para nosotros sucede aquí.

Recuerden que en el Altar se hace el 'Memorial' no es otro es el mismo, pero que actualizamos para este momento. Por eso el altar es tan importante y por eso es signo de Jesucristo, por eso les decía al inicio de la Eucaristía, cuando el sacerdote ingresa para celebrar la Eucaristía, lo primero que hace es venerar el altar ¿Cómo? besándolo, ¿Por qué? Porque significa la presencia de Jesucristo, y por eso en un momento más lo vamos a consagrar, les decía ¿Qué cosa quiere decir eso? Quiere decir que queda exclusivamente dedicado para el servicio de los sagrado, para el servicio de Dios, por eso en este altar una vez consagrado, no se pueden poner ahí los libros litúrgicos nada más porque sí, no se puede dejar el micrófono y ahí que se quede, no es para que se pongan los lentes del sacerdote que celebra, no es para que 'vamos hacer una rifa y aquí vamos a poner los boletos'.

Este lugar es un lugar sagrado, por eso va a quedar consagrado, dedicado exclusivamente al servicio de la Eucaristía, por eso lo único que se puede celebrar aquí es la Eucaristía y la exposición del Santísimo, no más nada, porque la presencia de nuestro Señor Jesucristo se hacer real en este altar, y como les decía al inicio también, por eso todos los signos a que los vayamos viendo con toda atención y escuchando lo que voy a ir diciendo para que, entonces tengamos el sentido profundo de lo que esta celebración significa, pero que al fin de cuentas podemos resumir de la siguiente manera: Dios está en medio de nosotros, y eso lo podemos decir de una forma más cercana 'Dios está conmigo'.

Hoy cuando te vayas a tu casa, al rato, vete contento 'Dios está conmigo', 'Dios me acompaña', 'Dios no me deja' 'a Dios le soy importante', 'Conoce mis proyecto', 'sabe de mis problemas', 'sabe de mis anhelos', 'está conmigo y me fortalece para poderlos vivir' y no es un recurso psicológico barato, sino es una hermosísima realidad, verdaderamente Dios está con nosotros, por eso desde el altar Él nos va a alimentar, Él nos va a fortalecer, desde el altar Él nos va manifestar su cercanía, su poder y su misericordia.

Por eso queridos hermanos en este año santo Jubilar que prácticamente estamos comenzando, estamos invitados, ¿A qué?, a hacerle caso al Papa Francisco, y ¿qué es lo que el Papa Francisco nos invita a hacer? muy sencillo: 'Déjate querer mucho por Dios', permítele a Dios que te quiera mucho, ábrele el corazón, ábrele el corazón, ábrele la vida, aliméntate de su cuerpo y de su sangre, aliméntate de su palabra y entonces veras cómo otra historia es la que vas a experimentar.

Porque, no les parece que andamos viviendo penas, tristezas, angustias, decepciones, dolores, frustraciones, traumas y un montón de cosas que nos tiene en la Luna, y que no nos permiten vivir el sueño de Dios para con nosotros cuando nos creó ¿Por qué? Porque no le abrimos el corazón, porque permanecemos en la cerrazón de nuestras capacidades y de nuestras posibilidades, que miren son de este tamaño - el Sr. Obispo hace un gesto con su dedos describiendo un espacio pequeño- a lo mejor estoy exagerando, de este tamañito, cuando el poder de Dios está a nuestra disposición, la santidad del amor de Dios a nuestra disposición.

Por eso decía hoy vete contento 'Dios esta conmigo', 'Dios me ama', 'para él soy importante', pero déjate querer, ábrele el corazón, tómatelo en serio, créelo de verdad te ama, deberás se preocupa por ti, eres un proyecto amado de su corazón, cómo no te va a querer, cómo no te va a perdonar, como no te va entender, cómo no te va a recibir, como no va a hacer camino contigo, si lo más difícil lo hizo que fue entregar su vida en la Cruz por todos y cada uno de nosotros.

Y hoy la Iglesia nos propone un hermosísimo modelo, nada más y nada menos que San Juan Bosco, un santo de adeveras, un santo de adeveras -enfatizó el Obispo-, no porque los demás no lo sean, por supuesto que lo son, sino un santo con los pies en la tierra, de él podríamos decir muchísimas cosas, muchas virtudes que vivió en grado heroico, como su alegría, como su capacidad creativa, como todo lo que hizo para poder mostrarle a los jóvenes un camino diferente a las opciones que tenían y que parecían las únicas.

Cuando parecía que la violencia era lo único, y los vicios, y la vida mala, cuando parecía que era lo único, aparece Juan Bosco y entonces les muestra otro camino.

Pero no les muestra un camino que le enseñaron en la secundaria, les muestra un camino que él ha caminado, que es el camino del encuentro con Dios, y entonces todo mundo se contagió de esa alegría, por eso una de las características que más me gustan de San Juan Bosco es precisamente su alegría, pero como consecuencia de la intima relación que tenía con Dios.

Por eso hoy queridos hermanos, pidámosle al Señor, a través de San Juan Bosco, que nos conceda como a él: la gracia de descubrirlo presente en medio de nuestra vida, eso que les estoy insistiendo tanto hace un rato: 'verdaderamente Dios está conmigo', 'verdaderamente está aquí' y hay signos que me lo ponen de manifiesto, hay signos que puedo ver, que me hacen entender 'más allá de lo evidente', para descubrir la presencia amorosa de Dios en nuestra vida.

 Que esta celebración de San Juan Bosco se convierta para nosotros en una oportunidad para poder vivir lo que el vivió, y disfrutar lo que ahora él disfruta, como consecuencia de la presencia del Señor en este altar que vamos a consagrar.

Que así el Señor nos lo conceda." Concluyó en Señor Obispo.

Prosiguió el rito de consagración del alta, primero el obispo pronunció la formula consagratoria, acto seguido se rezo una letanía. El prelado aplicó los óleos santos al altar copiosamente, paso a incensarlo y luego algunos laicos revistieron el altar, tras encender el cirio pascual, y colocados los candelabros en el altar el Obispo solicitó al Padre Abonza encender todos los cirios, así se prosiguió con el rito Eucarístico.

Ya para finalizar la liturgia Monseñor destacó la grande obra iniciada por Don Bosco y reiteró su agradecimiento a los salesianos por el bien que hacen en la Arquidiócesis y en esa sección de la Iglesia de Dios, “Que Dios les recompense con abundancia, que San Juan Bosco siga pidiéndole mucho a Dios por cada uno de ustedes” expresó el Obispo Auxiliar.

La fiesta prosiguió con una verbena popular donde se repartió el tradicional platillo mole poblano a todos los asistentes, las familias convivían felices, todas en el patio de la Casa Social respetando la parte de Centro ya consagrado, Mons. Francisco Javier partió del lugar tras haber convivido con los jóvenes Animadores Salesianos del MJS y haber saludado a los fieles ahí presentes.

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