La mañana del Domingo 21 de abril de 2024, en la Basílica del Sagrado Corazón de Roma, tuvo lugar la primera Misa como nuevos prelados y Arzobispos de Mons. Giordano Piccinotti y del Cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos, ambos ordenados un día antes. Ese histórico hecho inició un poco más tarde debido al difícil tráfico de la ciudad de Roma, lo que impidió llegar a la cita puntualmente al sucesor de Don Bosco, él lo comentó brevemente con su estilo amable y ameno (Fuente: ANS-Channel).
A Mons. Piccinotti correspondió la predicación de la homilía donde puso énfasis en los sentimientos y emociones vividos durante su ordenación. Resaltó que el Papa Francisco les había expresado ‘eres obispo porque eres pastor, no eres pastor por ser obispo’, centrándolos en la importancia de su misión y el ministerio como servicio, al cuidado de su grey. Además Mons. Giordano destacó los rasgos del ‘Buen Pastor’: explicó que se configura a Cristo y suele poseer y madurar un corazón que sabe querer bien, es decir, sabe amar sinceramente, que es cercano, que busca la salvación de las almas, de los jóvenes, que sale a su encuentro por su bien y sabe estar entre ellos.
Explicó que hay pastores que sólo los son de nombre y que no ha sido llamados por Dios, cumplen sólo por observancia ‘aparente’, por ‘obediencia’, hacen lo que se les manda. Los calificó como `mercenarios’ pues sus intereses distan del interés de Dios y de Jesús que procura del cuidado de sus hijos.
Destacó que un ‘Buen Pastor’, es ‘hermoso’ porque expresa la belleza de ser cristiano, y cómo esto refleja las actitudes y virtudes de Jesús, quien sabe vivir, dar la vida, sufrir porque ama, porque sabe perdonar, porque sabe aminorar su paso, esperar a quienes le siguen cuando estos ya no pueden más. A continuación transcribimos en español las intervenciones más sobresalientes y la homilía de esta primera Misa
El Cardenal Ángel Fernández Artime inició la Misa con las siguientes palabras:
‘En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La paz sea con ustedes
-Y con tu espíritu –respondió la asamblea-
Buenos días queridos todos... y solo una pequeñísima palabra porque todo lo demás lo dirá hoy Monseñor Giordano, -subrayó el Cardenal- y sólo para decirles, primero ¡Perdón por el retraso! Venimos llegando del Vaticano y Roma está que no se puede dar un paso, y digo esto porque habíamos dicho al Santo Padre que hoy celebraríamos nuestra Primera Misa en el Sagrado Corazón como Obispos Salesianos, acompañados de muchos de nuestros hermanos y en casa, una respuesta del ‘mal menor,’ esto que digo en el buen sentido, es: verdaderamente hermoso ver esta Basílica, la Basílica de Don Bosco donde celebró y lloró y, encontrarnos simplemente como familia... no somos un grupo eclesial cualquiera, para hacer ninguna cosa.
Somos Familia Salesiana en esta iglesia, Iglesia de hoy y con muchos de nosotros, con este honor de -la presencia- de hermanos Salesianos, Cardenales, Obispos que han venido del mundo, lo cual repito, es una emoción muy grande: muchos de ustedes, queridos hermanos y toda nuestra Familia Salesiana y nuestras familias.
Sólo esto me imagino, que Don Bosco desde el cielo dirá: ‘miren y estos dos, estos dos juntos’, porque él sabe cómo somos. Pero creo que es un momento también muy hermoso, en la sencillez de encontrarnos como Familia de Don Bosco, hijos de Don Bosco, reunidos’ destacó el Cardenal.
-Y haciendo un gesto de poner un cierre a su boca expresó-: ‘Solo esto y prometo que ya no digo nada, todos a escuchar a Monseñor Giordano.
Siéntate, siéntate… ahora…-pero- Ah sí’
Sucedió que solicitó el uso de la palabra el Padre Stefano Martoglio, Vicario del Rector Mayor quien dijo:
‘Lo estabas esperando, Ángel esto –en español-’
El padre Martoglio comentó en tono fraternal y de familiaridad cercana y amigable: ‘Es la primera vez que oigo que alguien se queda atascado en el tráfico de Roma, ¡nunca ha sucedido! Te esperamos con determinación Ángel, el primero Giordano.
Damos gracias al Señor por esta celebración de alegría, de emoción, de afecto y de oración, como Ángel ha dicho y nos lo transmitió a nombre del Papa Francisco, para nosotros hoy, comenzando por Don Bosco que está aquí, es un día extraordinariamente importante., en torno a ustedes dos: Ángel, Giordano, sucesores de los Apóstoles, en la plenitud del sacerdocio, al servicio de la Iglesia, y para ti Ángel, también sucesor de Don Bosco, nuestro afecto en torno a sus familias y nuestra oración.
Porque todo lo que ayer se dijo y auguró es verdad y nuestra oración por ustede, es para que el Señor lleve a término lo que ha comenzado en ustedes, y Don Bosco desde lo alto del cielo acompaña y con la delicadeza de Dios realmente el consagrante principal de ayer, es el dueño de la Basílica de San Giuseppe al Trionfale, que era la basílica que se suponía era ésta antes de que Don Bosco pidiera al Papa cambiará su nombre, y por eso por la delicadeza del Señor, también desde los alto de Cielo nos reunimos en este momento de fe, de alegría y de afecto’. Concluyó así su saludo y felicitación el p. Stefano.
Video ANS Channnel
El Cardenal Fernández continuó con la liturgia invocando la bendición de Dios Padre, y con el rito de la bendición y aspersión del agua, para la renovación de la gracia del bautismo sobre la asamblea en aquel Domingo IV de Pascua, día del ‘Buen Pastor’, mismo en que la Iglesia celebró la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
El Rector Mayor dijo la formula:
‘Queridos hermanos y hermanas, invocamos la bendición de Dios Nuestro Padre, porque este rito de la expiación reavive en nosotros la gracia del bautismo, mediante el cual fuimos sumergidos en la muerte redentora del Señor para ser resucitados con Él a la Vida Nueva.
Padre Gloria a ti que haces brotar la Fuente de Agua Viva del Cordero inmolado en la Cruz.
-Gloria a ti Señor.
Cristo, gloria a ti que renuevas las iglesias juveniles en el lavamiento del agua con la palabra de vida.
-Gloria a ti Señor
Espíritu Santo, gloria a ti que nos haces resurgir de las aguas del bautismo como primicias de la nueva comunidad.
-Gloria a ti Señor
Dios omnipotente que en los santos signos de nuestra fe renuevas las maravillas de la creación y de la redención, bendice esta agua y haz que todos los renacidos en el bautismo seamos anunciadores y testigos de la Pascua, que siempre se renueva en tu Iglesia.
Por Cristo nuestro Señor
- Amén’
Uno de los prelados comenzó a rociar agua bendita sobre los integrantes de la asamblea.
El Cardenal continuó:
‘Oremos.
Dios nuestro Padre que en Cristo, Buen Pastor, que cuidas de nuestras enfermedades, concédenos escuchar hoy su voz, porque reunidos en un solo rebaño gozamos de la alegría de ser hijos tuyos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo que es Dios, y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo.
Por los siglos de los siglos.
- Amén’
La primera lectura fue tomada del libro de Hechos de los Apóstoles (4, 8-12) donde San Pedro responde ante la curación de un hombre enfermo por gracia de Jesucristo, que había sido crucificado y Dios lo había resucitado, piedra angular constituido por Dios como nuestro Salvador. El Salmo responsorial pregonó esa verdad que Jesús era la piedra angular desechada por los constructores, afirmando la bondad y misericordia de Dios refugio seguro, y elevando cantos e alabanza y gratitud a Él
La segunda lectura se tomo de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2) se nos revela nuestra adopción como hijos de Dios.
Y se proclamo el Evangelio de san Juan (10, 11-18) donde Jesús se manifiesta como el Buen Pastor que cuida a sus ovejas por quienes es capaz de dar hasta la vida, ellas le conocen, como Él al Padre.
Correspondió a Mons Giordano predicar la homilía:
‘Considero que esta es la última obediencia recibida del Rector Mayor, cuando dividimos las tareas que él decidió, me dijo ‘yo daré el saludo, tú darás la homilía’ al día siguiente pude entender por qué, porque dar un saludo decir dos palabras, es fácil, hacer la homilía colocando a mis padres en la primera banca es un gesto realmente malo, de algún hermano -Mons. Giordano con buen humor mencionó a alguien -
En fin bromas aparte creo que hoy nos representó un poco a los dos. Bueno puedo decir que hablo también en nombre del Rector Mayor, han visto que ayer estábamos en la Basílica de Santa María la Mayor y hoy estamos en la iglesia del Sagrado Corazón, ayer el Corazón de María, hoy el Corazón de Jesús.
Aquí encomendamos nuestro camino pastoral, porque el Papa nos recordó y también esta mañana nos recuerda que: ‘siempre eres obispos porque eres pastor, no eres pastor porque eres obispo’, y encomendamos verdaderamente a los Sagrados Corazones de Jesús y María nuestro camino y nuestro servicio a la Iglesia.
Desde ayer por la noche terminada la celebración, todos preguntaban cómo se han sentimos durante la celebración, una celebración para quien ha participado sincera, muy significativa, se podía sentir la presencia real de el Espíritu que permanecía sobre nosotros, pero también tanta agitación que mi corazón latía como una máquina de coser ¡pam, pam, pam! Creo que el suyo también y luego nos postramos en el suelo, esa alfombra donde nos postramos fue la alfombra elegida por Pío IX, él ha sido un Papa muy apegado a la Congregación Salesiana.
Entonces toda una serie de cuestiones, nuestra vida que se entrelazaron con la vida de la Iglesia, con la vida de la Congregación, con la fe de un pueblo, con la fe de nuestros padres, vivos o desde el cielo con nuestros seres queridos, un entrelazamiento de Fe.’
Entonces el coro empezó a cantar las letanías de los Santos, pero yo no sentido nada, nunca he sentido frialdad espiritual, por eso ayer estaba casi preocupado, miles de pensamientos daban vueltas en mi cabeza, mi corazón seguía latiendo, la preocupación aumentó, no he escuchado el nombre de ningún Santo, debo decir la verdad, ninguno... pero cuando dijeron San Juan Bosco, comencé a escuchar el nombre de los Santos, y luego Domingo Savio, nuestra Madre Mazzarello, lentamente, poco a poco comencé a sentir serenidad, luego alegría y luego una tranquilidad espiritual que nunca antes había sentido.
Mi vida, postrado en el suelo, el ritmo del corazón se volvió cada vez más el ritmo de la Tierra, el ritmo del corazón de Dios.
Esto es para mí ser pastores, ser buenos pastores, hermosos pastores para mí esto es asegurar que el ritmo de nuestro corazón se alinee con el ritmo del corazón de Dios, amar como él ama, sufrir como él sufre, perdonar como él perdona.
Dicen los místicos que la conformación del corazón, al corazón de Cristo, es una realidad de sufrimiento inimaginable, pero hay que pedirlo, nosotros debemos pedir que nuestro corazón de pastores se conforme al corazón de Cristo, porque un pastor que no ama no es pastor, sino que es mercenario; un pastor que no sufre, no es pastor sino mercenario; un pastor que no sufre no sabe perdonar, no es pastor es mercenario. La humanidad necesita pastores y no mercenarios
Aquí el pastor no es otra cosa que la continúa preocupación del Señor por estar cerca de su rebaño.
‘El Señor es mi pastor, nada me falta’, nos recuerda el Salmo 22, pero en estos años se ha creado en mí la fuerte convicción, que el pastor es tal sólo porque hay ovejas, no basta con ser llamado, y lo vemos en la historia de la Congregación, en la historia de la vida de la Iglesia
Hay muchos pastores sólo de nombre, no son llamados por Dios. Aquí está Dios, no quiere dejarnos solos, nos envía personas para seguir, nos envía testigos de la fe, para seguir al Pastor, Él es tal porque hay ovejas, si no hubiera ovejas, ni siquiera estarían allí los Pastores.
Don Bosco era el pastor de los jóvenes, porque los jóvenes necesitaban un pastor que los guiara. Hay un grandioso salesiano español, un hombre fantástico que nunca he tenido la fortuna de conocer. Acabo de leer algo y he visto un breve video sobre Antonio César Fernández.
Fernández misionero mártir en Burkina Faso en 2019, dijo una frase que quería poner debajo de un escudo (...) era demasiado extensa, decía así ‘son los jóvenes del mundo quienes me enseñaron a ser salesiano, y a ser la persona que soy’, lo traduzco, ‘son las ovejas que el Señor me ha confiado, y que me han dado tantas alegrías, pero tantas preocupaciones, tantas decepciones, han requerido enormes sacrificios para obtenerlos a veces pequeños, pequeños resultados, por ellos he enfermado, por ellos he sufrido, por ellos me alegré, pero ellos son los que me hicieron, el pastor que soy.’
Ésta es la clave para comprender el magisterio del Santo Padre. Según yo, más de una vez lo he escuchado decir esta frase, y una ocasión ves me comentó que el problema es que las ovejas están ahí pero los Pastores hacen otra cosa, en lugar de abrir los ojos y buscar en donde están.
Colocarse al nivel de las ovejas y no esperar a que las ovejas se dirijan hacia ellos, así tienes que el pastor es un signo concreto de la fidelidad de Dios hacia su pueblo.
¿Hay algún problema? es un problema bastante grave, porque el pastor es tal porque es enviado por Dios a cuidar de sus hijos, esto nos hace comprender la importancia de la misión y que cuando el compromiso de llevar adelante la institución es mayor que la misión, significa que la institución no sirve más.
Así, después de haber escrito esta primera parte de la homilía, me di cuenta que debía haber agregado algo nuevo a mi idea de ‘Pastor’, y es algo que nació apenas ayer, y... es uno de los frutos más bellos de esta ordenación que hemos recibido.
Dijimos que son las ovejas las que hacen a los Pastores, pero son también los Pastores mismos quienes educan a nuevos pastores.
Ayer por la tarde, nos hemos encontrado con muchos hermanos, algunos están hoy con nosotros: Obispos y Cardenales.
Una persona me dijo esto: ‘quien vino hoy lo hizo porque cree en ello, porque te quiere bien’, yo pensé: Aquí hay otra característica del pastor, la de tener un corazón que quiere bien –ama- y que lo dice. Esto yo lo he sentido en los abrazos de mis hermanos, abrazos fuertes y sinceros, lo sentí en la imposición de manos, en la cabeza, lo vi en las lágrimas de varios hermanos, lágrimas de alegría, de ternura, lágrimas de afecto fraterno, lágrimas. de pastores que viven lo que creen, y creen lo que han profesado.
En mi bula de ordenación, en un momento se menciona la Carta de Don Bosco sobre la castidad, el pasaje es hermoso, si queremos ser verdaderos Padres y Maestros debemos tener también el corazón, y considerar como hijos y alumnos a aquellos sobre quienes ejercemos algún poder, recordando siempre, más allá de todas nuestras funciones, que la acción de un padre, de un maestro, es cosa del corazón, y no podríamos lograr nada si Dios no nos enseña el arte, y no pone en nuestras manos las llaves.
En los abrazos, en las lágrimas de mis hermanos, he sentido el corazón y nosotros los salesianos lo sabemos bien, que los muchachos entienden enseguida, ya sea que lo hagamos lo que hagamos con el corazón o sólo porque somos mercenarios de la gente, ahí es donde ha recibió una obediencia y la hace porque tiene que hacerlo.
Entonces lo que más le importa al pastor es estar presente. Nos hacemos tantas preguntas sobre cómo debe ser el salesiano hoy: Jesús nos dice con gran sencillez, el salesiano es como el pastor con las ovejas cuando hace calor, cuando hace frío, cuando no se siente bien, cuando tiene otros problemas que resolver, el salesiano es como el pastor, porque simplemente está con las ovejas o como diría el Santo Padre está con los jóvenes, ensuciándose las manos.
Es hermoso escuchar cuando ya no son jóvenes hablando de sus Salesianos, y te dicen que ‘él siempre estuvo ahí, entre nosotros en los momentos importantes de mi vida siempre, ha estado ahí en los momentos difíciles, nunca me dejó solo.’
El ‘buen pastor’ en siete ocasiones Jesús se presenta así: 'Yo soy el pan, la Vida, el Camino, la Verdad, la Vida y la puerta, yo soy el Buen Pastor'.
Jesús nos dice que siempre está ahí, Jesús da su vida no porque sea viernes y se encuentre clavado en una Cruz; mas Él da su vida porque ésta es su misión. Jesús es el ‘Buen Pastor’ que baja el ritmo de su paso, cuando ve que sus ovejas luchan por seguirlo, Jesús es el buen pastor serena los latidos de su corazón, para alinearlo al nuestro; Jesús es el majestuoso pastor, sí el ‘Hermoso Pastor’, llamado así porque ser cristiano es hermoso porque la belleza, la bondad, la generosidad, la lealtad, el valor y la inteligencia salvarán al mundo entero.
Jesús el ‘Hermoso Pastor’ nos dice: 'Tú eres importante para mí, sí, tú'...
Muchas veces he pensado esto cuando voy hacia el Santo Padre por trabajo, me pasa todas las semanas que lo hago.
La experiencia que tuvieron los jóvenes de Don Bosco, cuando todos decían que ‘Don Bosco me quiere más’, ‘ese soy yo’. Ésa es la experiencia que te hace ser un verdadero pastor: amar a todos, pero amar a todos de manera especial: ‘Estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti’, ‘Yo me encargaré de tu felicidad’, ‘No tienes que preocuparte por nada sólo por sintonizar los latidos de tu corazón con los míos’.
Así concluyó la homilía de Mon. Piccinotti.
El Cardenal Ángel Fernández dijo para finalizar:
‘Concluyamos nuestra celebración con la bendición solemne.
Invito al finalizar a todos los que nos encontramos en el presbiterio, Obispos y presbíteros, en este a compartir el Ministerio al servicio del pueblo de Dios, a dar juntos la bendición con Monseñor Giordano y conmigo.’
Tras la bendición se escucharon los aplausos, y se deseo a los presentes, especialmente a los jóvenes que pasarán unas felices fiestas. Por su parte los concelebrantes se reunieron para una histórica fotografía.