El pasado sábado 20 de abril de 2024, en la Basílica de Santa María la Mayor, sede del Obispo de Roma S. S. el Papa Francisco, tuvo lugar la ordenación episcopal de S. Emn. Rev. el Sr. Cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco y de S.E. Mons. Giordano Piccinotti, por la imposición de manos del S. E. R. el Sr. Cardenal Emil Paul Tscherrig, originario de Suiza y Nuncio Apostólico Emérito en Italia.

Grande fue la concurrencia a la solemne celebración de la Misa de ordenación episcopal del Rector Mayor, ahora Arzobispo Titular de Ursona –como fue anunciado el 5 de marzo del presente por la Oficina de prensa de la Santa Sede-, y de Mons Piccinotti, Arzobispo Titular electo de Gradisca, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).

Asistieron autoridades civiles, militares, así como eclesiales entre ellos diversos cardenales y obispos, muchos de ellos salesianos; cabe destacar entre estas personalidades, la presencia del Rev. Padre Pascual Chávez Villanueva, Rector Mayor emérito, y de S.E.R. Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, sdb, arzobispo emérito de Tegucigalpa, Honduras. Además entre los prelados consagrantes estuvieron S.E.R. Cardenal Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat y S.E. Mons, Lucas Van Looy, Obispo emérito de Gante, ambos salesianos

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Misa de ordenación 20 de abril de 2024 15:30 hras

En la homilía el Cardenal Tscherrig subrayó que la sucesión apostólica es uno de los grandes milagros de la Iglesia, mismo que llegado hasta nuestros días, signo eminente de la presencia de Dios en la historia del mundo; además destacó la novedad y actualización continua entre la generaciones de la predicación del Evangelio y puso de manifiesto que ‘Llegar a ser obispo implica siempre una elección’

Acerca del Evangelio del día destacó que el Buen Pastor no se queda inmóvil y a la espera de la oveja perdida, sino que se pone encamino a recuperarla. A los nuevos arzobispos le manifestó que ellos son ‘puentes entre Dios y la comunidad cristiana’, como ‘padre que acompaña, guía y consuela para que los hijos e hijas de Dios lleguen a la tierra de la vida eterna’ a través del ‘arte de gobierno y de la corrección’ como enseñó Don Bosco –remarcó-, y les sugirió que ante la dudas y retos se pusieran a la disposición y la escucha del Espíritu Santo.

Tras la ordenación S.E. Cardenal Tscherrig humildemente se dispuso a recibir la primera bendición de los nuevos arzobispos, tras la cual Mons. Piccinotti y el Cardenal Fernández dispensaron la bendición a los integrantes de la asamblea.

El Rector Mayor a nombre propio y de Mons. Piccinotti dirigió unas palabras a la asamblea:

Monseñor Giordano me concedido el honor de hablar en nombre de ambos, mejor así, yo me encuentro un poco más relajado.

Es un momento para agradecer con gran humildad y sencillez, sobre todo para decir a nombre de nosotros un 'gracias a Dios' a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque en su misterio nos ha llevado y traído hasta el día de hoy, en la propia vida cada uno de nosotros ha sentido como nos acompaña y nos cuida, muchas veces sin nosotros saberlo.

Gracias a Dios por muchos dones, como el don de la vida, de la fe, por las propias capacidades que tenemos para servir. Gracias con todo nuestro corazón. Un gracias de nosotros a todos ustedes.

Un gracias a Dios por el don del Papa Francisco, nosotros salesianos, hemos aprendido de Don Bosco a tener una grandísima sensibilidad de comunión con el Santo Padre; hoy el Santo Padre, Papa Francisco, ayer el Papa Benedicto XVI, aún antes el Santo Padre San Juan Pablo II.

Un gracias a Dios porque creemos que en su Espíritu acompaña y guía a la Iglesia y, es siempre Dios quien, a través, particularmente del Papa que elige en cada momento de la historia, y que después, seguramente, de mucho discernimiento y oración han creído que nosotros podemos servir a la Iglesia. Esperamos con la fuerza del Espíritu no desilusionar jamás al Pueblo de Dios.

Un gracias a Dios por la familia que nos ha dado, porque la familia es el sostén de cada uno de nosotros, sabemos que somos en un gran medida fruto de la familia que hemos tenido, particularmente de nuestros padres.

Monseñor Giordano tiene aquí presentes a sus padres, quienes celebraran en cuatro días 50 años de matrimonio, es un bellísimo don, esta gracia de su sencillez ellos como campesinos, los míos como pescadores que ya están en el paraíso, por el gran el don que sabemos cada uno de nosotros en nuestras familias; también Dios ha estado providente en esto.

Un ‘gracias’ de parte de nosotros a todos Ustedes, los que están aquí presentes el día de hoy, y que nos han hecho un gran honor que no merecemos, yo lo siento así fuertemente y sin duda también Monseñor Giordano.

Agradecemos la presencia de cada uno de ustedes, de los cardenales y obispos aquí presentes, tantísimos sacerdotes aquí presentes, las autoridades aquí presentes, embajadores, autoridades civiles, autoridades militares, nuestra Familia Salesiana, la hermosa Familia de Don Bosco, presente en el mundo hoy y presente aquí y, tantos amigos y amigas; verdaderamente hoy es un motivo más para decir 'gracias'.

Nadie tiene muchos dones como para merecer todos los dones que recibimos de los demás, muchos más de aquello que nosotros humildemente podemos dar; con todo el corazón gracias.

En nuestro caso un 'gracias' a nuestra Congregación Salesiana, hemos aprendido a vivir como salesianos, como salesianos sacerdotes, justamente en medio de los jóvenes en nuestra Congregación, y con los hermanos que nos han ayudado a crecer, un gracias porque hasta ahora ha sido un bellísimo camino de gran fraternidad.

Nosotros queremos agradecer a muchas personas que en la sencillez, escondidos nos han acompañado y seguido en la celebración; gracias verdaderamente a los consagrantes, a Su Eminencia Emil Paul, gracias por la familiaridad y simpatía, y por nuestros dos hermanos consagrantes Su Eminencia Cristóbal López y Monseñor Lucas Van Looy gracias por esta disponibilidad.

Pero como muchos me han dicho, ha guiado la celebración el coro maravilloso de esta Basílica, la disponibilidad de estar aquí en la Basílica Papal y también este es un don un regalo del Papa Francisco.

Muchos que han estado custodiando por nuestra seguridad, no hay otras palabras que decir que: gracias, gracias, gracias.

Y por último un deseo, ayúdennos si, con su afecto, con su cercanía, con su oración, en nuestro servicio, en nuestra fidelidad; con gran sencillez, pero con estos elementos, queremos continuar y creer, y ahora lo declaramos que verdaderamente creemos que la autoridad es servicio, como nos ha enseñado el Señor; que para nosotros no hay poder sino solamente servicio como don de Dios para los demás, ayúdennos a ser siempre muy, muy cercanos a los más pobres.

También nosotros podemos sumar y ayudar a aquellos que creen que los pobres y los más necesitados son los preferidos de Dios., y queremos estar con ellos y al servicio de ellos.

Nuestro corazón salesiano no puede olvidar a los jóvenes, ayúdennos como Iglesia a estar siempre sensibles a los jóvenes, Don Bosco decía: ‘La porción más delicada de la sociedad’.

Que entre todos como Iglesia seamos capaces de lograr acercar la Iglesia de Dios y el Evangelio del Señor Jesús a los jóvenes de hoy y del mañana.

Con todo el Corazón y con un verdadero deseo de pedir la oración y efecto de ustedes, un gracias profundamente, Dios les bendiga. ¡Gracias!’, así cerró aquel histórico suceso.

(Fuentes: Resumen Boletín de la OPSS, ANS, ANS Media - Español)