A las 12 hrs del 18 de febrero de 2024, Primer Domingo de Cuaresma, el santo Padre Francisco, desde su estudio en el Palacio Vaticano habló a los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, para participar del rezo del Ángelus; en es primer día del tiempo penitencial en que la Iglesia nos llama a la conversión sincera, e l Papa comentó el Evangelio de San Marcos que en ese día presentó a Jesús quien se retiró al desierto donde vivió entre fieras y los ángeles le servían ( Mc 1, 13), destacó que hacer silencio como Cristo en el desierto nos permite el tiempo cuaresmal nos ayuda a notar nuestras pasiones desordenadas, para domarlas y combatirlas de modo que no devoren nuestra libertad, el entrar en el desierto interior nos ayuda –con la gracias de Dios- a corregir dichas cosas (Fuentes: Vaticano, OPSS, Vatican Media y Vatican News).

En sus palabras tras el rezo del ángelus, el sucesor de San Pedro hizo un llamamiento a orar por la Paz, puso de manifiesto su preocupación por los hechos ocurridos en Sudán y en Mozambique, e instó orar para el fin de los conflictos en lugares de África e Europa Ucrania, Palestina entre otros azotados por la guerra, a la que calificó como una derrota “siempre”.

 

Comentario y reflexión del Papa Francisco antes de recitar el Ángelus

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, primero domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta Jesús tentado en el desierto (cfr Mc 1,12-15). El texto dice: ‘…al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás’. También nosotros en Cuaresma somos invitados a ‘entrar en el desierto’, o sea, en el silencio, en el mundo interior, a la escucha del corazón, en contacto con la verdad. En el desierto – añade el Evangelio de hoy – Cristo ‘Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.’ (v. 13). Fieras y ángeles eran su compañía. Pero, en un sentido simbólico, son también nuestra compañía: cuando entramos en el desierto interior, de hecho, podemos encontrarnos con fieras y ángeles.

Fieras. ¿En qué sentido? En la vida espiritual podemos pensarlas como las pasiones desordenadas que dividen nuestro corazón, tratando de poseerlo. Nos cautivan, parecen seductores, pero, si no tenemos cuidado, corren el riesgo de destrozarnos. Podemos dar nombres a estas ‘fieras’ del alma: los diversos vicios, el ansia de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, y de nuevo la codicia de la fama también, que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo – no olvidemos estas cosas que podemos encontrar en nuestro interior: codicia, vanidad y avaricia. Son como bestias ‘selváticas’ y como tales, hay que domarlas y combatirlas: de lo contrario, devorarán nuestra libertad. Y la Cuaresma nos ayuda a entrar en el desierto interior, para corregir estas cosas.

Video Vatican News

Y luego, en el desierto estaban los ángeles. Ellos son mensajeros de Dios, que nos ayudan, nos hacen el bien; de hecho, su característica según el Evangelio es el servicio (Cfr. v.13): exactamente lo contrario de la posesión, típica de las pasiones. Servicio contra posesión. Los espíritus angélicos, recuerdan los buenos pensamientos y sentimientos sugeridos por el Espíritu Santo. Mientras las tentaciones nos desgarran, las buenas inspiraciones divinas nos unifican y nos hacen entrar en armonía: aquietan el corazón, infunden el sabor de Cristo, ‘el sabor del Cielo’. Y para captar la inspiración de Dios, hay que hacer silencio en la oración. Y la Cuaresma es el tiempo para hacer esto.

Podemos preguntarnos: primero ¿cuáles son las pasiones desordenadas, las ‘fieras’ que se agitan en mi corazón?. Segundo: para dejar que la voz de Dios hable a mi corazón y lo custodie en el bien, ¿pienso retirarme un poco al ‘desierto’ intento dedicar en el día, algún espacio para esto?

Que la Virgen Santa, que custodió la Palabra y no se dejó tocar por las tentaciones del maligno, nos ayude en nuestro camino de la Cuaresma.”

Palabras del Santo Padre después del Ángelus:

“¡Queridos hermanos y hermanas!

Han transcurrido ya 10 meses desde el inicio del conflicto armado en Sudán que ha provocado una gravísima situación humanitaria. Hago nuevamente un llamamiento a las partes beligerantes para que pongan fin a esta guerra, que tanto daño está haciendo a la gente y al futuro del país. Recemos para que pronto se encuentren caminos de paz para construir el futuro del querido Sudán.

La violencia contra las personas indefensas, la destrucción de infraestructuras y la inseguridad han vuelto a proliferar en la provincia de Cabo Delgado (Mozambique), donde en los últimos días se ha incendiado también la misión católica de Nuestra Señora de África, en Mazezeze.

Recemos, para que la paz vuelva a esa región atormentada. Y no olvidemos tantos otros conflictos que ensangrientan el continente africano y muchas partes del mundo: también Europa, Palestina, Ucrania… No olvidemos: la guerra es una derrota, siempre.

En todas partes donde se combate las poblaciones están agotadas, están cansadas de la guerra, que como siempre es inútil e inconcluyente, y sólo traerá muerte, sólo destrucción, y nunca traerá solución a los problemas. En cambio, recemos sin cansarnos, porque la oración es eficaz, y pidamos al Señor el don de mentes y corazones que se dediquen concretamente a la paz.

Saludo a los fieles de Roma y de diferentes partes de Italia y del mundo, en particular a los peregrinos procedentes de los Estados Unidos de América, las Comunidades Neocatecumenales de varias parroquias de la República Checa, Eslovaquia y España, a los alumnos del Instituto ‘Carolina Coronado’ de Almendralejo y a la Asociación de Voluntariado ‘ Sulle orme dei Servi-verso il mondo’ (‘Tras las huellas de los Siervos-hacia el mundo’). ¡Y saludo a los agricultores y ganaderos de la plaza!

Esta tarde, junto con los colaboradores de la Curia, comenzaremos los Ejercicios espirituales. Invito a las comunidades y a los fieles a dedicar durante este tiempo de Cuaresma y durante este año de preparación al Jubileo, que es el ‘Año de la oración’, momentos específicos para recogerse a la presencia del Señor.

Y a todos les deseo un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.”