El Domingo VI de Pascua, 22 de mayo, en el Oratorio Don Bosco fue celebrada la solemnidad de María Auxiliadora, la ceremonia litúrgica fue presidida por el padre Marco Antonio Gutiérrez Loyola, miembro de la comunidad de María Auxiliadora, tras una preparación que partió con la invitación a participar del rezo de la novena en honor a la Virgen en su advocación de Auxilio de los Cristianos y el rosario diario a partir del 15 de mayo, la comunidad de fieles que frecuentaban el oratorio pudo reunirse al fin presencialmente, después de poco más de dos años pandemia.

Entre cantos y alabanzas se congregó una asamblea muy nutrida y numerosa, formada por variadas y muy diversas generaciones: niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores que crecen o crecieron y se han desarrollado su vida en el ambiente familiar y protector del oratorio. Todos con gozo celebraron a la Virgen de san Juan Bosco, aquella que “lo ha hecho todo”, frase que se refiere específicamente a todo lo que implica el “sí” a Dios, para iniciar la obra de salvación al aceptar ser la Madre de Jesús.

Y ‘todo’ en el sentido de la obra salesiana, por ser Ella la que impulso, por designio de su Hijo Jesús, todo lo que al trabajo educativo-pastoral a favor de los jóvenes emprendido por Don Bosco se refiere, desde el carisma salesiano, inspirado por Dios y bajo su protección como Madre y Maestra.

Al iniciar la Misa el padre Gutiérrez agradeció a todas las personas que colaboraron para hacer posible la fiesta en honor a María, y subrayó la naturaleza aquella celebración Eucarística, como acción de gracia a la Santísima Virgen, por su amor y protección a todas las personas que participan en la diversas actividades, movimientos, apostolados, deportes que fomentan la convivencia en aquella casa salesiana.

Después de proclamar el Evangelio, el padre Marco Antonio, durante la homilía ofreció su reflexión sobre las lecturas y el Evangelio, así como hizo referencia a la festividad de María Auxiliadora, inicio preguntando “¿Tendremos que estar siempre en conflicto, en pleitos y discordias siempre mis hermanas… hermanos?” y destacó como en primera lectura se hablaba de aquella primera naciente comunidad de cristianos, y del cuestionamiento sobre la necesidad o no, de seguir cumpliendo o no los preceptos de la ley judía, como la circuncisión.

El Sacerdote resaltó que todo el conflicto y controversia doctrinal se vino a resolver con la intervención del Espíritu Santo: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesaria” (Hc. 15, 1-2. 22-29). Manifestó que en muchas ocasiones los intereses particulares intervienen en las decisiones sobre cuestiones familiares y comunitarias, en las que se antepone muchas veces el orgullo, y puntualizó: “esto empieza también desde la familia”.

El Salesiano ejemplificó algunas interrogantes que se pueden dar en los hogares: “Ante esta realidad de la pandemia ¿Cómo le vamos a hacer…?”

Al preguntar a la asamblea sobre que era lo más importante en el Oratorio Don Bosco, el padre Gutiérrez ponderó que el deporte, la música, el juego, la alegría, no eran lo más relevante, estos son medios y/o ‘pretextos’, para “acercar a los corazones a Dios”, no son un fin en sí mismos, y explicó “…es bueno el deporte, nos ayuda, nos hace equipo, habré mi mente –ha percatarme- que nos soy la única, el único… lo importante es la fe” reveló el padre Marco.

A quienes van a la santa Misa sólo por cumplir, les hizo cuestionó: “¿Sólo por cumplir’” y formuló otra interrogante “Y qué hay de aquello de ‘nadie tiene amor más grande, que aquel que da la vida por sus amigos’ ‘quien me ama, ama a los demás’ ‘quien me ve a Mi, ve al Padre’ dice nuestro Señor; ‘Quien me ama… vendremos a él, mi Padre y Yo, y en él haremos nuestra morada’ ”.

El padre Gutiérrez destacó que esa es la fe hecha amor, y el amor hecho realidad, amor hecho obras, amor palpable, en concreto, amor que cumple “Nadie tiene mayor amor, que el que da la vida por sus amigos”, subrayo que ser seguidores de Cristo “no es sólo la fe, no es seguir sólo la Ley… es vivir de la presencia de Dios”.

Refiriéndose a María el padre Marco Antonio comentó que maría al saber sería Madre del Salvador se puso en movimiento para ayudar a su prima Isabel, va a servirle, si bien sabía que en su condición estaba en peligro de ser lapidada al señalamiento. Así, el salesiano destacó dos actitudes que distinguen a María y que recordamos en su Fiesta, a fin de imitarla: 1) Disponibilidad, ante Dios, ante la acción del Espíritu Santo, 2) Servicio, al ponerse en camino para atender a su prima Isabel. Explicó que la blasfemia que se procura superar en la vida salesiana, es la de decir: “a mi no me toca”. Así el sacerdote invitó a todos a llevarse un compromiso, manifestando “El Espíritu Santo y yo hemos decidido” ser disponible y servir, como lo hizo María.

De este modo prosiguió la santa Misa, durante la cual se ofreció un reconocimiento especial al sr. Salvador Araos Molina y familia, adulto mayor, quien desde los 12 años de edad es oratoriano.

A los presentes en la asamblea se le obsequió un número del boletín salesiano, una imagen del cuadro de María Auxiliadora presente en la Basílica de Turín y una calcomanía o pegatina con diseño alusivo a la Virgen Auxiliadora.

En el patio del oratorio se formó una gran fila de espera para recibir una pieza de pan de dulce, un tamal y un vaso de atole que se obsequiaron a los fieles y oratorianos con motivo de la fiesta, en la cacha techada los visitantes pudieron disfrutar de los torneos de Voleibol donde equipos femeniles y varoniles disputaron juegos amistosos.

En la cancha de fútbol se desarrollo un gran cuadrangular donde participaron diferentes divisiones. Así en un ambiente festivo se desarrollo la fiesta en honor a María Auxiliadora, el padre Marco Antonio como los antiguos oratorianos estuvo entre los fieles asistiendo ya acompañando a jóvenes y familias.