El 22 de febrero de 2022, a las 13 horas, en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, de la ciudad de Puebla de la 7 norte y 64 poniente, se celebró una misa de despedida en honor al recién fallecido -13 de febrero- padre Álvaro Méndez Rodríguez, cuyas urna con sus cenizas permaneció en la Comunidad de María Auxiliadora, durante el novenario dedicado a la oración  por su descanso eterno.

Participaron las comunidades salesianas de Puebla: la de “San Miguel Arcángel”, encabezada por el padre Juan Aarón Cerezo y la de “María Auxiliadora”-anfitriona del homenaje-dirigida por el padre Francisco Abonza, a esta última   pertenecía el padre Álvaro. La Santa Misa fue presidida por el padre Ignacio Ocampo Uribe, Inspector de la provincia salesiana de México-México, quien agradeció tanto a los salesianos como a los fieles y colaboradores laicos, el tan digno homenaje y ceremonial dedicado con tanto aprecio y entrañable cariño al Padre Álvaro; proclamó el Evangelio el padre Francisco.

Durante la homilía el padre Ignacio destacó la frase “La mies es mucha y los obreros pocos. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros” del Evangelio de San Lucas, como preámbulo para destacar el trabajo pastoral incansable que realizaba el padre Álvaro Méndez, quien siempre cercano y disponible, procuró atender a los jóvenes y fieles, de parroquias y oratorios, trabajo que era evidente ante el notable apreció que la comunidades manifestaban ante su partida –hizo notar el padre superior- , y el hecho de que todas las comunidades de salesianos estaban ahí presentes, por lo que reitero su agradecimiento, que también dirigió con aprecio a todos los laicos que participan en la animación de Iglesias y Oratorios, la catequesis etc. y a quién el padre Álvaro atendía con mucho gusto, ya fuera impartiendo los sacramentos, acompañándoles, o simplemente estando presente entre ellos como un salesiano de Don Bosco, como sacerdote –dijo el padre Ocampo-.

Destacó que se notaba el cariño que tenía por el padre Álvaro, y en reciprocidad el padre Ignacio Ocampo quería corresponder con iguales sentimientos a todos los presentes por dedicar ese tiempo a la memoria del padre Álvaro, comentó que siempre es importante saber que ellos no están solos y que verdaderamente no lo están porque aquel que hace la voluntad de Dios, puede esperar y confiar en la recompensa que Él nos ha prometido, y destacó que algún día, “si bien ahora le extrañamos le podremos abrazar y estar nuevamente con el padre Álvaro”, a quien veremos plenamente en la esperanza cumplida en Cristo para convivir con el.

El Inspector dio a conocer a la comunidad de fieles que cuando él participó del Encuentro de Inspectores Salesianos de la región de Interamérica -11 de febrero de 2022-, había reportado que la comunidad de la inspectoría de México-México, estaba constituida por 85 hermanos, pero pronto tendría que informar que el número había desuncido a 83 tan sólo este febrero. Declaró que si alguien de la comunidad de fieles le preguntase ‘¿quién sustituiría al padre Álvaro?’, su respuesta sería que no tendría a quien, puesto que la inspectoría atiende cerca de 80 obras salesianas, cada una con 10 frentes pastorales diferentes para su atención, y para poder llevar a cabo el trabajo sin sacrificar la vida comunitaria de los salesianos –algo primordial en la vida religiosa- la mínima asignación de hermanos por comunidad hasta entonces era de tres, y el trabajo que ahora afrontan era muy arduo por lo que no podría designar a alguien más.

Por lo anterior pidió a los fieles presentes en la asamblea colaborar con los salesianos ahí presentes y rezar por vocaciones para la iglesia, muy especialmente para la Congregación Salesiana, de tal manera que Dios según su voluntad y bondad concediera el llamado a seguirle, a jóvenes generosos y chicas generosas, que pudieran asumir la vida del seguimiento de Cristos como religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos, dispuestos a trabajar por el Reino de Dios.

Después de la comunión, se llevó acabo el rito de despedida de la urna con las cenizas del padre Méndez, misma que fue trasladada a la Ciudad de México, acompañada por una procesión de fieles, para ser depositada en el nicho correspondiente reservado para él en Santuario y Parroquia de María Auxiliadora en Santa Julia, cuna de la Familia Salesiana en México.