Hoy al mediodía -tiempo del Vaticano-, XVII Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre León XIV se hizo presente desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para saludar y recibir a los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para participar con él de la oración del Ángelus.

El Sucesor de San Pedro destacó cómo en el Evangelio del día (Lc 11,1-13), Jesús enseña a sus discípulos la oración del “Padre Nuestro”, el Pontífice destaca que Dios nos invita a llamarle “abba”, que significa “papá” así como lo hacen los más pequeños, con simplicidad, conciencia filial, audacia humilde y certeza de ser amados citando al Catecismo de la Iglesia Católica (CI 2778). Además afirmó que Dios nunca nos vuelve la espalda cuando acudimos a Él, siempre está dispuesto a dar cosas buenas a sus Hijos. León XIV exhortó a todos a amar como Dios ama, “sin hacer cálculos”.
En sus palabras tras el rezo del ángelus destacó que hoy se celebra la V jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, además el Papa ha orado para que se imponga la paz en los diversos lugares en que impera el conflicto bélico como Camboya y Tailandia, en Siria que vive una racha de violencia, o Gaza donde destacó la terrible hambruna, por lo que renovó su llamamiento de alto al fuego, a la liberación de los rehenes y al pleno respeto del derecho humanitario. Hizo un llamado a todas las partes involucradas a reconocer la dignidad humana y poner fin a todo lo que vaya en contra de ella y de la paz.
Desde un punto de vista más optimista, el Papa León XIV saludo a todos los chicos y chicas que llegaron de todo el mundo a Roma, para participar en el Jubileo de los jóvenes.
A continuación, las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús que enseña a sus discípulos el Padrenuestro (Cfr. Lc 11,1-13), la oración que une a todos los cristianos. En ella, el Señor nos invita a dirigirnos a Dios llamándolo ‘abbá’,’papá’, como niños, con ‘simplicidad (...), conciencia filial (...), audacia humilde, certeza de ser amados’ (Catecismo de la Iglesia Católica, 2778).
Con una expresión muy hermosa, el Catecismo de la Iglesia Católica dice al respecto que ‘por la Oración del Señor, hemos sido revelados a nosotros mismos al mismo tiempo que nos ha sido revelado el Padre’ (Ibíd., 2783). Y es verdad, cuanto más rezamos con confianza al Padre de los cielos, más nos descubrimos hijos amados y más conocemos la grandeza de su amor (Cfr. Rm 8,14-17).
El Evangelio de este día, pues, describe los rasgos de la paternidad de Dios por medio de algunas imágenes sugestivas: la de un hombre que se levanta, en el corazón de la noche, para ayudar a un amigo que debe acoger a un visitante inesperado; y también la de un padre que se preocupa por darles cosas buenas a sus hijos.
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Estas figuras nos recuerdan que Dios nunca nos vuelve la espalda cuando acudimos a Él, ni siquiera cuando llegamos tarde a llamar a su puerta, quizá después de haber cometido errores, omisiones, fracasos; ni siquiera cuando, para acogernos, debe ‘despertar’ a sus hijos que duermen en la casa (Cfr. Lc 11,7). Es más, en la gran familia de la Iglesia, el Padre no duda en hacernos a todos partícipes de cada uno de sus gestos de amor. El Señor nos escucha siempre cuando rezamos, y si a veces nos responde con tiempos y modos difíciles de comprender, es porque obra con una sabiduría y una providencia mayores, que van más allá de nuestra comprensión. Por eso, aun en esos momentos, no dejemos de rezar con confianza, en Él encontraremos siempre luz y fortaleza.
Recitando el Padrenuestro, además de celebrar la gracia de la filiación divina, expresamos también el compromiso de corresponder a ese don, amándonos como hermanos en Cristo. Uno de los Padres de la Iglesia, reflexionando sobre esto, escribe: ‘Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios ‘Padre nuestro’, de que debemos comportarnos como hijos de Dios’ (S. Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 11), y otro agrega: ‘No pueden llamar Padre suyo al Dios de toda bondad si mantienen un corazón cruel e inhumano; porque en este caso ya no tiene en ustedes la señal de la bondad del Padre celestial’ (S. Juan Crisóstomo, De angusta porta et in Orationem dominicam, 3). No se puede rezar a Dios como ‘Padre’ y después ser duros e insensibles con los demás, sino que es importante dejarse transformar por su bondad, por su paciencia, por su misericordia, para reflejar como en un espejo su rostro en el nuestro.
Queridos hermanos y hermanas, la liturgia de hoy nos invita, en la oración y en la caridad, a sentirnos amados y a amar como Dios nos ama: con disponibilidad, discreción, cuidado mutuo, sin hacer cálculos. Pidamos a María que sepamos responder a la llamada, para manifestar la dulzura del rostro del Padre.”
Palabras tras el rezo del Ángelus
“Queridos hermanos y hermanas:
Hoy se celebra la V jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que tiene como tema “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza”. Veamos a los abuelos y a los mayores como testigos de esperanza, capaces de iluminar el camino de las nuevas generaciones. No los dejemos solos, sino que unámonos a ellos en una alianza de amor y oración.
Mi corazón está con todos aquellos que sufren a causa de los conflictos y la violencia en el mundo. En particular, rezo por las personas involucradas en los enfrentamientos en la frontera entre Tailandia y Camboya, especialmente por los niños y las familias desplazadas. Que el Príncipe de la Paz inspire a todos a buscar el diálogo y la reconciliación.
Rezo por las víctimas de la violencia en el sur de Siria.
Sigo con gran preocupación la gravísima situación humanitaria en Gaza, donde la población civil está aniquilada por el hambre y sigue expuesta a la violencia y la muerte. Renuevo mi sincero llamamiento al alto el fuego, a la liberación de los rehenes y al pleno respeto del derecho humanitario.
Toda persona humana tiene una dignidad intrínseca que le ha sido conferida por Dios mismo: exhorto a las partes implicadas en todos los conflictos a reconocerla y a poner fin a las acciones contraria a ella. Exhorto a negociar un futuro de paz para todos los pueblos y a rechazar todo lo que pueda perjudicarlo.
Encomiendo a María, Reina de la paz, las víctimas inocentes de los conflictos y los gobernantes que tienen el poder de ponerles fin.
Saludo a Radio Vaticana/Vatican News que, para estar más cercana a los fieles y peregrinos durante el Jubileo, ha inaugurado junto con L'Osservatore Romano, una pequeña sede bajo la columnata de Bernini. Gracias por el servicio en tantos idiomas, que lleva la voz del Papa al mundo. Y gracias a todos los periodistas que contribuyen a una comunicación de paz y de verdad.
Saludo a todos ustedes, provenientes de Italia y de muchas partes del mundo, en particular a los abuelos y abuelas de San Cataldo, a los frailes capuchinos jóvenes de Europa, a los chicos de la Confirmación de la Unidad pastoral Grantorto-Carturo, a los jóvenes de Montecarlo di Lucca y a los scouts de Licata.
-I greet the faithful from Kearny (New Jersey), the Catholic Music Award group and the EWTN Summer Academy. I also greet with particular affection the young people from various countries who have gathered in Rome for the Jubilee of Youth, which begins tomorrow. I hope that this will be an opportunity for each of you to encounter Christ, and to be strengthened by him in your faith and in your commitment to following him with integrity of life.-
(Saludo a los fieles de Kearny (Nueva Jersey), al grupo del Premio de Música Católica y a la Academia de Verano de EWTN. También saludo con especial afecto a los jóvenes de diversos países que se han reunido en Roma para el Jubileo de la Juventud, que comienza mañana. Espero que esta sea una oportunidad para que cada uno de ustedes encuentre a Cristo, y se fortalezca en su fe y en su compromiso de seguirlo con integridad de vida.)
Saludo con especial afecto a los jóvenes provenientes de diferentes países, reunidos en Roma para el “Jubileo de los Jóvenes. Espero que sea para cada uno ocasión para encontrar a Cristo y ser fortalecidos por Él en la fe y en el compromiso de seguirlo con coherencia.
Esta noche tendrá lugar la procesión de la Virgen “Fiumarola” por el río Tíber: ¡que los participantes en esta hermosa tradición mariana aprendan de la Madre de Jesús a practicar el Evangelio en la vida cotidiana!
¡A todos les deseo un feliz domingo!”
(Fuentes: OPSS, Vatican News y Dicasterio para la Comunicación)



